Claudio Abuin vuelve a meterse de lleno con un ídolo y parte de la historia de Independiente, Raúl Emilio Bernao, en la fecha en que hubiera cumplido años. Con un sentido artículo, y un video en colores para celebrar toda la magia del "Loco".
Querido Raúl:
Si bien prácticamente
no tuve el gusto de verlo jugar en todo su esplendor, tengo un gran recuerdo
suyo que fue cuando mi viejo me llevo por primera vez a la Doble Visera de
cemento a ver Independiente – Estudiantes de La Plata, donde usted si mal no
recuerdo lo pasaba a Malbernat, lo esperaba y lo volvía a pasar, una
genialidad, fue mi debut y con un gran triunfo por 3 a 1, luego a partir de ahí
ya no lo vi más, a usted lo vendieron y me quede con ganas de más…
Pero para
hablar de ese momento y de usted que mejor que poner el retrato que le hizo su
amigo Juvenal que me tomé el atrevimiento de modificarlo un poco y que espero
que el gran periodista no se me enoje…
“A pesar del
trato cordial, amistoso y franco que nos dispensamos desde cuando los junté para
una nota en El Gráfico, a vos, el japonés Mura, Conigliaro y el más chico de
los Rambert, siempre te trate de usted…
Porque visto
desde afuera, alambre y foso de por medio, eras el Loco, el de los
cortocircuitos, el raro, pero en el mano a mano directo y de frente eras un
señor.
Hasta cuando te saludaban los hinchas y uno te decía "chau, Loco", vos sabías cómo hacerle entender que detrás de esa apariencia de cables pelados que dabas en la cancha, seguías siendo un señor...
Por eso hoy dejame tutearte, ya que te vas, Independiente te vendió a Colombia, y esto que no quisiera ser, pero debe ser una despedida muy ceremoniosa y triste, permitime que te tutee, tomándome la misma confianza que vos te tomaste desde el primer día que te pusieron una pelota entre tus piernas...
No hace mucho, Pepe Peña, uno de tus cuatro hinchas seguidores y fieles nos dijo a Osvaldo Brandao, a mi hijo y a mi, que si Enrique García era el “Poeta de la zurda”, Bernao era el “Poeta de la derecha”, y tenía razón.
Como también tienen razón los hinchas y los dirigentes que te acusaron de discontinuo, pero la realidad es que no supieron entender que vos sos un poeta, y la poesía no tiene la aritmética regular de una cuenta corriente o un libro contable, la poesía es inspiración, y la inspiración no cabe dentro de una máquina de calcular en la que dos más dos son siempre cuatro. La inspiración fluye a golpes de corriente cuando un ángel misterioso y oculto acciona la llave y se hace la luz…
Quizás por eso, por tu sueldo alto, que no se animó River, que venía buscando un wing derecho desde que vendió a Cubilla en el 69’ por 30 millones y ya pasado dos años lleva gastados casi 40 para reponer el agujero que dejó el oriental...
Pero bueno, con los libros de contabilidad en la mano es casi seguro que los dirigentes tengan razón, pero los domingos, por la punta derecha del ataque rojo, es difícil que puedan reemplazarte con el libro de caja o el inventario, ahí falta la magia, la poesía que levantaba a toda la Doble Visera y a la platea que siempre critica…
Y hablando de inventario fíjate que vos estás en el inventario de Independiente, ya que sos un pedazo de Independiente, como la Visera o la pintura roja de los postes ya que estuviste 18 años en el club, de los cuales 10 fueron en Primera, y con una cosecha de triunfos que no sé cuántos jugadores de hoy en día pueden exhibir como vos: campeón de AFA 1963, campeón de América en 1964/65, campeón Nacional 1967 y campeón Metropolitano 1970, y si no fuera por el robo del gol que hiciste al Inter, vos e Independiente tendrían otra copa en la vitrina….
Todavía me acuerdo de la transmisión de Muñoz y Ardigó reclamando airadamente por la injusticia cometida…
Pero te vas y con tu partida me viene a la memoria ese primer título. Ese de la tarde que le ganaron a River en la Visera y le dieron alcance en el primer puesto….
Esa tarde las dos opciones eran ganar o ganar. Empatar era quedarse atrás con el disco a la vista, pero se ganó, y dicho por muchos, fue gracias a vos.
Como dijo Roberto Frojuello, aquel brasileño que formaba ala con Delem, "esta tarde nos ganó Bernao, el wing más parecido a Julinho que he visto en los últimos años...". Fijate vos, te comparó con Julinho, el wing a quien viste jugar tres veces y se quedó para siempre en tus retinas como el prototipo, el ídolo, la meta a seguir...
Y cómo olvidar aquella noche que Independiente le hizo cinco goles al Santos de Pelé bajo las luces recién estrenadas de Avellaneda, que inauguraron y pusieron en marcha la gran campaña que trajo dos copas y serian parte de la mística que aún perdura…
Esa noche terminaste con todas las contras que tenías en la tribuna de Independiente, porque el finado Adolfo Lembeye, que llevaba a los Rojos metidos en la sangre y en el corazón, había sido testigo directo del gesto de aquel plateísta que sacó cien pesos del bolsillo y empezó a hacer la colecta en la platea para darte la plata y que te fueras bien lejos... Ese mismo plateísta que calculo debe haberse enrojecido muchas veces las manos aplaudiendo tus genialidades y habrá terminado casi sin voz de gritar "¡bien, Loco!".
Desde ese entonces, para aquí, todas las grandes performances de independiente coincidieron casualmente con los grandes partidos tuyos, y no era que vos andabas bien porque el equipo levantaba su rendimiento, el equipo levantaba porque el genio de la punta derecha estaba con todas las luces prendidas, y esta afirmación no es peyorativa para tus compañeros, ellos lo sabían y lo decían, con esa franqueza a veces ruda, siempre directa, que fue lugar común en el plantel Rojo desde Navarro y Rolan hasta Pavoni y Pastoriza, pasando por Artime y Yazalde... ¡Cuántas veces me lo dijeron Pipo Ferreiro, Acevedo y Santoro!: "Andando bien Raúl todo el equipo es otro..."
Pero si bien muchas veces lo eras, acepto también que tuviste tardes malas, momentos decepcionantes, apagones que duraban varias fechas como si te hubieras quedado sin corriente eléctrica, pero a pesar de muchos, yo te bancaba ya que siempre sentí una especial debilidad por tu fútbol desconcertante y luminoso, aunque reconozco que está muy mal que un periodista se confiese hincha de un jugador, es más, una vez que me confesé hincha tuyo frente a Renato Cesarini y me lo reprochó, pero repito lo que le dije entonces a don Renato: llegué al fútbol porque lo viví y lo mamé de pibe, porque mucho más allá de esta profesión, me gusta el fútbol, pero frente a la máquina de escribir voy a ser el frío analista, objetivo y desapasionado que exige la tradicional línea de El Grafico, pero en el momento del partido déjenme deleitarme, emocionarme, vivir y sentir el placer del fútbol bien jugado, por eso, en ese rincón de mi corazón de hincha tenés tu espacio junto a Perfumo, Rattin, Labruna, Moreno, Erico, Pizzuti, Pelé y las dos Brujas, Belén y Verón... Entonces acepto que mi corazón de hincha me pueda traicionar, pero siempre que he vuelto a ver en acción a Independiente mis ojos fueron atraídos como por un imán irresistible hacia esa punta derecha desde la cual armabas el juego, movías los hilos, galvanizabas a un equipo y levantabas a la tribuna... ¿ves? En ese detalle radicó tu grandeza como jugador y como hombre de equipo, me lo dijo el mismo Osvaldo Zubeldía la última vez que te vi jugar en vivo y en directo: "a Bernao no se le puede dejar recibir una pelota, no se le puede dar un metro porque es un hombre que levanta a las tribunas y agranda a un equipo..."
Pero ya no estarás más en esa punta derecha de Independiente, las lámparas, que algunas veces se prendían y otras no, se apagaron definitivamente para nosotros… posiblemente, algunos que conocen el fútbol solo por la cáscara, se alegren de tu transferencia, son los que dicen: "era muy discontinuo...". Son los que razonan con la máquina de calcular, el libro contable y el libro de caja. Son los que ignoran o se olvidan de la tradición de Independiente, la de los bailes memorables que daban el dúo Porta-Sastre allá por el 32, con chispa, ingenio, travesura, alegría, imaginación, destreza, pirotecnia y poesía, es la misma que vos enaltecés cada domingo ya que fuiste el heredero sanguíneo de esa gran tradición….
Pero te vas para Colombia, y aquí nos quedamos tristes los que sentimos ese fútbol tuyo, si hasta Silvio Marzolini, que varias veces fue perdedor en ese duelo de habilidad y clase que sostenían junto a la raya del out, debe lamentar tu alejamiento, porque Silvio, como yo, también es un enamorado del fútbol...
El fuelle de Baffa tendrá una nota más melancólica con tu ausencia, los versos de Horacio Ferrer, quien tal vez inconscientemente asoció tu imagen a su balada para un loco, te van a recordar con nostalgia. Mi hijo, que se hizo hincha de Independiente porque fue fana de Bernao, sentirá que con vos se fue medio equipo, y yo, que te regalé un lugar en mi corazón de hincha, te seguiré recordando como si todavía estuvieras ahí, raro y desconcertante, genial y eléctrico, en la punta derecha de tu Independiente…”
Así lo despedía Juvenal, yo por mi parte me despido y no con “balada” si no con algo que creo que lo representa mucho más y espero que allá arriba lo pueda disfrutar tanto como yo al hacerlo, ya que este “Adiós Nonino” que representa a todos los argentinos y es orgullo en el mundo, es su retrato, como lo fue usted, ¡un orgullo para todos los hinchas de Independiente!
Y para terminar, en lo personal le agradezco esa tarde que nunca voy a olvidar porque la compartí con mi viejo viendo al genio de la punta derecha que levantaba a toda la tribuna y que no paraba de gritar ¡vamos Loco todavia!
Le deseo lo mejor y que tenga ¡el mejor cumpleaños que se merece!
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