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Un día como hoy, hace 15 años, José Omar Pastoriza comenzaba su último ciclo como director técnico de Independiente. Eduardo Bolaños lo recuerda con el homenaje que el gran Pato merece. 


Pasaron 15 años ya de aquel atardecer rojo. No podía tener otro color la caída de la tarde en la ciudad de La Plata el domingo 15 de febrero de 2004. Independiente acababa de golear a Estudiantes 4-1 en la primera fecha del Clausura y más allá del resultado, los hinchas deliraban porque había regresado, una vez más en forma oficial, el pato Pastoriza como director técnico.

El hijo pródigo se había ido de su casa hacía demasiado tiempo. Dijo adiós en julio de 1991, tras quedar eliminado con San Lorenzo en los cuartos de final de la liguilla.

De allí en adelante, ambos tuvieron altos y bajos. Independiente fue campeón, pero también supo de descoloridas campañas. Pastoriza dirigió en varios países y en Argentina tuvo pasos disímiles en Talleres de Córdoba, Argentinos Juniors y Chacarita Juniors. El destino sabía que ese era EL momento del reencuentro, porque de por medio estaba el gran amor: La Copa Libertadores.

Los resultados no fueron los esperados. Terminó 13° en el Clausura y fue eliminado prontamente en la Copa. El poco tiempo junto a un plantel renovado no alcanzó para que el Pato pudiera hacer funcionar su modo de trabajo, que tenía una sencillez y eficacia que nadie logró imitar. Un trato paternal, casi bohemio. Una manera única de llegarle al futbolista.

El 2 de agosto de ese año, cuando preparaba el equipo para una nueva temporada, se fue para siempre. Pero desde el lugar que él siempre hubiese querido. Como entrenador de Independiente, donde dejó una marca difícil de igualar: 453 partidos oficiales como DT rojo divididos en cinco etapas (1976/79 – 1983/84 – 1985/87 – 1990/91 y 2004).

Gracias señor Pastoriza. Por el legado. Por una forma de sentir el fútbol. Con sentimiento. Todo rojo

Eduardo Bolaños
Twitter: @Edu_sport
Especial para La Caldera del Diablo


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