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Eduardo Bolaños vuelve a escribir sobre la riquísima historia Roja, en exclusiva para La Caldera del Diablo, ahora recordando el último campeonato de Bochini, del que hoy se cumplen 29 años.


Las cosas no iban bien por la mitad roja de Avellaneda en aquel caluroso noviembre de 1988. Tras un buen comienzo del particular certamen de la temporada 1988/89, donde los cotejos empatados se definían por penales, Independiente había comenzado a defeccionar.

Jorge Solari era el discutido entrenador que trataba de aceitar las piezas de ese nuevo engranaje. A mitad de año varios históricos dejaron el plantel: Claudio Marangoni y Alejandro Barberón fueron a Boca, mientras que Carlos Enrique y Gerardo Reinoso partieron hacia River. También habían emigrado Franco Navarro y José Percudani, los dos delanteros que se disputaron por varios años la casaca número 9 y Luis Islas, con destino a España. Los refuerzos en un principio no fueron del gusto del hincha, hecho que aumentó el inconformismo con el entrenador. Arribaron José María Bianco desde racing de Córdoba, Rubén Insúa de Estudiantes, Marcelo Reggiardo de Almirante Brown, Eduardo Pereira de Peñarol, Elvio Vázquez de Banfield y Carlos Alfaro Moreno de Platense.

Pereira, Clausen, Monzón, Delgado, Ríos, Ludueña; 
Bianco, Reggiardo, Ubaldi, Bochini e Insua.

En la 7° fecha, cayó como local ante Estudiantes 2-1 y tres días más tarde, nuevamente en Avellaneda, apenas empató en cero con San Martín de Tucumán, uno de los recién ascendidos y la reprobación al técnico fue casi total, hecho que se acentuó en la jornada siguiente al igualar con Platense en Vicente López (otra vez 0-0), con posterior caída por penales.

El único que parecía confiar en Solari en el mundo Independiente era Pedro Iso, el Presidente de la institución. Ante él fue que el Indio le planteó que el partido siguiente sería el último al frente del equipo. Por eso fue tan importante la victoria por 2-1 ante Boca (que era el líder) con goles de Bochini y Delgado, porque convenció al DT de quedarse tras el respaldo de Iso y le permitió al equipo no quedar tan lejos de la punta.


Como una onda expansiva, a partir de allí comenzaron a llegar los buenos resultados y la consolidación del cuadro. Hasta el final de la primera rueda disputó 9 encuentros con 5 triunfos, 3 empates y solo una derrota. Y al iniciarse la segunda, ya era un gusto verlo, porque tenía dinámica, equilibro y gol. Pereira le dio seguridad desde el arco, la defensa era un bloque sólido con Clausen, Monzón, Delgado y Ríos. En el medio Bianco los corría a todos, Ludueña colaboraba con él y era el limpio primer pase, conectando con el departamento creativo que conformaban la magia eterna del bocha y un recuperado Insúa, culminando con una dupla infalible en el área rival: Reggiardo y Alfaro Moreno.


Un paso decisivo rumbo al título lo dio en la jornada 29 cuando superó a Boca en la Bombonera y le dio alcance en la cima de las posiciones, sitio que no abandonaría más. A medida que transcurrían los partidos, el Xeneize caía en forma estrepitosa y los Rojos parecían (eran) invencibles. La gloria de un nuevo título local llegó en el soleado pero frío jueves 25 de mayo en cancha de Ferro, donde Deportivo Armenio hacía de local e intentaba escaparle al descenso. Tras un primer tiempo sin goles, la sorpresa llegó a los 5 del segundo cuando Lorenzo Frutos abrió el marcador. Fiel a su costumbre, Independiente no se desesperó y con paciencia y fútbol fue creando situaciones, hasta que a los 75 Insúa abrió a la izquierda de memoria para Alfaro Moreno, quien llegó hasta el fondo y se la devolvió con un centro bajo para que el número 7 pusiera el empate con un toque corto a la red. Seis minutos más tarde, Pedro Massacessi, que había ingresado por Monzón, marcó el segundo y desató la marea roja que se descolgó por los viejos tablones de la tribuna visitante del estadio de caballito.

Aquel 2 a 1 fue solamente el sello que le faltaba a un formulario donde Independiente llenó cada uno de los casilleros a su manera, llenando de buen fútbol cada cancha que pisó. Premio también a Iso por creer en Solari, un técnico trabajador y de bajo perfil, que se daba el gusto de gritar campeón con un equipazo, admirado por todos los futboleros.

Plantel campeón 1988/89 (Partidos jugados y goles)
Arqueros: Eduardo Pereira 18 – Sergio Vargas 22

Defensores: Néstor Clausen 31/1 – Rogelio Delgado 29/3 – Juan Carlos Erba 10/0 – Pedro Monzón 32/2 – Marcelo Morales 9/0 – Guillermo Ríos 37 – Gustavo Reinoso 1 – Elvio Vázquez 12/1 – Hugo Villaverde 9

Mediocampistas: José María Bianco 37/1 – Ricardo Bochini 33/2 – Ricardo Giusti 7/0 – Daniel Hernández 1/0 – Rubén Insúa 38/11 – Miguel Ludueña 29/1 – Pedro Massacessi 15/1 – Sergio Merlini 24/1 – Carlos Morales Santos 2/0 – Néstor Villarreal 1

Delanteros: Carlos Alfaro Moreno 33/14 - Adrián Czornomaz 12/3 – Mario Lobo 2/0 – Claudio Osterrieth 5/1 – Marcelo Reggiardo 28/13 – Martín Ubaldi 10/1

Eduardo BolañosTwitter: @Edu_sport
Especial para La Caldera del Diablo


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