En la semana previa al choque ante Boca, Eduardo Bolaños trae el recuerdo del clásico que Independiente ganó 3 a 2 en la Bombonera, el 26 de abril de 1987. Mirá el video de este incríble partido con los lujos de Bochini y Marangoni.
El torneo de la temporada 1986/87 se inició apenas dos semanas después de la histórica consagración de Argentina en el estadio Azteca de México. Y como una onda expansiva emocional, se vieron muy buenos partidos en el certamen local, que fue de una inmensa paridad. Desde el comienzo se vislumbró a Independiente como uno de los grandes candidatos, junto a los dos cuadros rosarinos. En enero, con más de la mitad del certamen disputado, César Menotti asumió como técnico de Boca y en una espectacular serie de 7 triunfos consecutivos, encaramó también a su equipo en la pelea por el título.
A dos fechas del final Central había sacado una pequeña diferencia (46 puntos) sobre Boca (45) e Independiente (44), que debían enfrentarse en la bombonera, en un cotejo que se vislumbraba como extraordinario. No solo por lo que ambos podían ofrecer con sus reconocidas virtudes, sobre todo en ataque, sino porque el que perdía se despedía de la lucha por el título, ya se descontaba la victoria de los rosarinos en su cancha contra Unión, como finalmente sucedió. Tras una semana sin fútbol por el levantamiento de los carapintadas de Semana Santa, llegó el gran momento.
Una persistente lluvia que cayó sobre Buenos Aires desde las primeras horas del día hizo más veloz al campo, dándole un toque de mayor celeridad y emoción al juego. Al principio fue mejor Independiente, manejando con inteligencia los ritmos y haciendo picar al vacío a sus medios y laterales, para quebrar el adelantamiento masivo de la última línea local. Para ello contaba con dos cerebros de lujo: Ricardo Bochini y Claudio Marangoni.
A los 27 el propio Bocha le robó una pelota a Tapia en el círculo central y habilitó por la derecha a Franco Navarro, quien al pisar el área sacó un violento remate abajo que Gatti desvió con una mano. El rebote fue nuevamente del peruano que la cedió atrás a Bochini, quien disparó con categoría. Nuevamente el Loco se interpuso de manera extraordinaria. El balón salió hacía la izquierda y cuando estaba por irse por el fondo, Barberón sacó un centro a la carrera, con todo el manual del puntero bajo el brazo. Cayó en el punto del penal en la cabeza de Bochini, que con un pequeño movimiento, la puso en el ángulo. Unos minutos más tarde el árbitro Ricardo Calabria expulsó a dos futbolistas por mutua agresión: Jorge Rinaldi y Hugo Villaverde. Inmediatamente, Pastorioza mandó a la cancha a Pedro Monzón por Alejandro Barberón, para rearmar la zaga central.
A los dos del segundo tiempo se produjo el empate con un cabezazo de Tapia, increíblemente descuidado por sus rivales. A los 69 llegó la primera polémica: Percudani (que había reemplazado a Navarro) inició una maniobra cruzando el círculo central y poniéndose paralelo a la línea final, habilitó con un taco a un Giusti lanzado al ataque en posición de diez. Eludió el intento de infracción de Higuaín y al llegar al área, mientras Hrabina se tiraba a sus pies, tocó al centro por donde estaba Reinoso en posición dudosa, pero en el medio apareció Percudani y con toque corto superó el achique de Gatti poniendo el 2-1. Allí se fue expulsado Abramovich y poco después, el gringo Giusti siguió su camino por arrojar lejos dos veces el balón. A los 87 el árbitro marcó penal por un supuesto agarrón de Pedro Monzón a Dykstra. Indignación visitante, con su punto culminante con la retirada de Pastoriza de la cancha, que sin mediar ni una palabra, cruzó todo el campo y se metió en el vestuario. Comas convirtió contra el poste derecho de Vargas y anotó el 2-2 que le daba aire para llegar con vida a la fecha final.
Todavía quedaba algo más y fue a los 90, como tenía que ocurrir en este drama futbolero. Marangoni tomó el balón en el círculo central y con gran decisión partió hacia la valla rival. Se le tiraron a los pies Hrabina primero y una fracción de segundo después Higuaín y Musladini, que salieron a todo o nada. Y el número 5, en una de las maniobras individuales más brillantes que se le recuerden, los dejó a todos en el camino y al enfrentar a Gatti en el borde del área, la tocó despacio a su derecha para que Percudani definiera con el arco vacío. Los jugadores de Boca salieron detrás de Calabria para reclamarle que entre Percudani y la valla no había los dos futbolistas que señala una parte del reglamento en la regla del off side, pero olvidando que la posición la marca la línea de la pelota y el delantero rojo siempre estuvo detrás de ella. Gatti sufrió allí una de las pocas expulsiones de su extensa carrera, quedando Hrabina en el arco para los instantes finales. Independiente ganó un cotejo memorable. Siguió en carrera hasta la última fecha, pero Rosario Central fue el campeón. Para los Rojos llegó el consuelo dos meses más tarde, en esa misma cancha, al ganar la liguilla con un gol de Bochini sobre la hora, que le permitió regresar a su viejo amor: La Copa Libertadores.
Eduardo Bolaños
Especial para La Caldera del Diablo
Inolvidables partidos olvidados
Una versión más extensa y ampliada de este y muchos otros duelos se encuentran en el libro de Eduardo Bolaños Inolvidables partidos olvidados (Emecé). Ideal para comprar en la próxima Feria del Libro.
El torneo de la temporada 1986/87 se inició apenas dos semanas después de la histórica consagración de Argentina en el estadio Azteca de México. Y como una onda expansiva emocional, se vieron muy buenos partidos en el certamen local, que fue de una inmensa paridad. Desde el comienzo se vislumbró a Independiente como uno de los grandes candidatos, junto a los dos cuadros rosarinos. En enero, con más de la mitad del certamen disputado, César Menotti asumió como técnico de Boca y en una espectacular serie de 7 triunfos consecutivos, encaramó también a su equipo en la pelea por el título.
A dos fechas del final Central había sacado una pequeña diferencia (46 puntos) sobre Boca (45) e Independiente (44), que debían enfrentarse en la bombonera, en un cotejo que se vislumbraba como extraordinario. No solo por lo que ambos podían ofrecer con sus reconocidas virtudes, sobre todo en ataque, sino porque el que perdía se despedía de la lucha por el título, ya se descontaba la victoria de los rosarinos en su cancha contra Unión, como finalmente sucedió. Tras una semana sin fútbol por el levantamiento de los carapintadas de Semana Santa, llegó el gran momento.
Una persistente lluvia que cayó sobre Buenos Aires desde las primeras horas del día hizo más veloz al campo, dándole un toque de mayor celeridad y emoción al juego. Al principio fue mejor Independiente, manejando con inteligencia los ritmos y haciendo picar al vacío a sus medios y laterales, para quebrar el adelantamiento masivo de la última línea local. Para ello contaba con dos cerebros de lujo: Ricardo Bochini y Claudio Marangoni.
A los 27 el propio Bocha le robó una pelota a Tapia en el círculo central y habilitó por la derecha a Franco Navarro, quien al pisar el área sacó un violento remate abajo que Gatti desvió con una mano. El rebote fue nuevamente del peruano que la cedió atrás a Bochini, quien disparó con categoría. Nuevamente el Loco se interpuso de manera extraordinaria. El balón salió hacía la izquierda y cuando estaba por irse por el fondo, Barberón sacó un centro a la carrera, con todo el manual del puntero bajo el brazo. Cayó en el punto del penal en la cabeza de Bochini, que con un pequeño movimiento, la puso en el ángulo. Unos minutos más tarde el árbitro Ricardo Calabria expulsó a dos futbolistas por mutua agresión: Jorge Rinaldi y Hugo Villaverde. Inmediatamente, Pastorioza mandó a la cancha a Pedro Monzón por Alejandro Barberón, para rearmar la zaga central.
A los dos del segundo tiempo se produjo el empate con un cabezazo de Tapia, increíblemente descuidado por sus rivales. A los 69 llegó la primera polémica: Percudani (que había reemplazado a Navarro) inició una maniobra cruzando el círculo central y poniéndose paralelo a la línea final, habilitó con un taco a un Giusti lanzado al ataque en posición de diez. Eludió el intento de infracción de Higuaín y al llegar al área, mientras Hrabina se tiraba a sus pies, tocó al centro por donde estaba Reinoso en posición dudosa, pero en el medio apareció Percudani y con toque corto superó el achique de Gatti poniendo el 2-1. Allí se fue expulsado Abramovich y poco después, el gringo Giusti siguió su camino por arrojar lejos dos veces el balón. A los 87 el árbitro marcó penal por un supuesto agarrón de Pedro Monzón a Dykstra. Indignación visitante, con su punto culminante con la retirada de Pastoriza de la cancha, que sin mediar ni una palabra, cruzó todo el campo y se metió en el vestuario. Comas convirtió contra el poste derecho de Vargas y anotó el 2-2 que le daba aire para llegar con vida a la fecha final.
Todavía quedaba algo más y fue a los 90, como tenía que ocurrir en este drama futbolero. Marangoni tomó el balón en el círculo central y con gran decisión partió hacia la valla rival. Se le tiraron a los pies Hrabina primero y una fracción de segundo después Higuaín y Musladini, que salieron a todo o nada. Y el número 5, en una de las maniobras individuales más brillantes que se le recuerden, los dejó a todos en el camino y al enfrentar a Gatti en el borde del área, la tocó despacio a su derecha para que Percudani definiera con el arco vacío. Los jugadores de Boca salieron detrás de Calabria para reclamarle que entre Percudani y la valla no había los dos futbolistas que señala una parte del reglamento en la regla del off side, pero olvidando que la posición la marca la línea de la pelota y el delantero rojo siempre estuvo detrás de ella. Gatti sufrió allí una de las pocas expulsiones de su extensa carrera, quedando Hrabina en el arco para los instantes finales. Independiente ganó un cotejo memorable. Siguió en carrera hasta la última fecha, pero Rosario Central fue el campeón. Para los Rojos llegó el consuelo dos meses más tarde, en esa misma cancha, al ganar la liguilla con un gol de Bochini sobre la hora, que le permitió regresar a su viejo amor: La Copa Libertadores.
Eduardo Bolaños
Especial para La Caldera del Diablo
Inolvidables partidos olvidados
Una versión más extensa y ampliada de este y muchos otros duelos se encuentran en el libro de Eduardo Bolaños Inolvidables partidos olvidados (Emecé). Ideal para comprar en la próxima Feria del Libro.
Publicar un comentario
Publicar un comentario