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Llegamos tarde al fenómeno del libro que Luciano Olivera escribió y presentó por todo el país, incluyendo la Sede de Independiente. Pero creíamos que igual valía la pena conversar con el autor que emocionó a los hinchas Rojos.


Luciano Olivera empezó a sonar en los hinchas de Independiente cuando su relato "Aspirinas y caramelos", que venía a poner un dejo de consuelo para los Rojos que veíamos que la etapa más oscura de nuestra historia parecía inevitable. Inmortalizado luego por varios que lo reprodujeron en radio y televisión, fue símbolo de aquél momento.

Pasó el tiempo y Luciano, que escribía periódicamente muy recomendables semblanzas en su blog, se decidió a escribir un libro que lleva como subtítulo "Postales de una infancia", ya que si bien está atravesado por el universo futbolístico Rojo, no se reduce exclusivamente a eso sino que puede ser abordable por cualquiera que comparta los códigos de una época que incluye la vida en la ciudad de Buenos Aires y alrededores, el colegio, la juventud, los primeros amores, la política y la coyuntura de nuestro país.


Pero por sobre todas las cosas, Aspirinas y caramelos es una elegía al padre de Luciano, muerto de manera temprana, a la manera de un Jorge Manrique contemporáneo y futbolero, en un libro que apasiona, pero a la vez se lee con fluidez y naturalidad, porque muchos hemos estado en las situaciones planteadas.

"Aspirinas y Caramelos, antes de ser un libro, fue una carta que yo le escribí a mi viejo cuando sentí que el Rojo se iba a la B. En el texto yo le decía a Rodolfo que volviera. Era imposible, estaba muerto hacía más de treinta años, pero yo le pedía que estuviese de algún modo, que lo precisaba. Esa carta se viralizó y disparó en mí un montón de recuerdos de mi infancia con él y con mi familia. Recuerdos que no tenía presente y se me vinieron en catarata. Como temí que se me olvidaran de nuevo, los anoté. Ese fue el germen del libro. Es posible que si la historia no se hubiese hecho conocida y si no me hubiese llegado el cariño de tanta gente, todo quedase allí. Por suerte, pasó lo contrario", nos contó Luciano.

La forma en que el autor nos va metiendo en sus historias (que podrían ser nuestras, de ahí la avidez por seguir leyendo) podría ser la de un autor que lleva dos o tres décadas de carrera y decide abrir sus memorias a quienes lo han seguido a lo largo de los años. No obstante, se trata del primer libro de Olivera, y entonces queda abierta la puerta a lo que viene, a desear que nos vuelva a cautivar con próximos relatos.  

En diálogo con La Caldera del Diablo, Olivera confiesa: "Yo no tenía ninguna expectativa con el libro. A los 47 años y con una profesión hecha, lo tomé como un hobby, en todo caso como el cierre de un duelo que podía darme el lujo de hacerlo colectivo. Es verdad que tuvo una repercusión enorme, yo no me imaginé que terminara en la televisión, en la radio, en los diarios, que fuera best seller. Fue una enorme sorpresa para mí y me puso contento. Siempre es lindo que lo que uno haga sea importante para el otro. Todos los días alguien me escribe diciéndome que lo compró, o que lo leyó y me agradece. Eso me llena el corazón".

Para los hinchas de Independiente, imperdible por supuesto el relato que da título al libro, y su posterior "Muerte y resurrección". Pero también la búsqueda de un carnet perdido que lleva a abrir arcones inesperados de la memoria; la historia de Claudio, el choripanero del Rojo; o la maravillosa anécdota de juegar con Trossero en los bosques de Palermo, con sólo doce años.


"Presentarlo en la sede de Independiente fue cerrar un círculo. Aspirinas y Caramelos no es un libro de fútbol, son las postales de un tipo grande que recuerda su infancia y en ella la pelota y los colores del equipo de sus amores son referencia constante. Yo me relacionaba con mi viejo por la literatura -me legó la pasión por las letras- y por el fútbol. Recuerdo ir con él a la sede de chiquito, que me la mostrara con orgullo, pararme frente a la vitrina y entender por qué cantábamos 'la copa, la copa, se mira y no se toca'. Encima, el día de la presentación me acompañó Enzo Trossero, ídolo de mi infancia y adolescencia. Lo quise mucho como jugador y en el libro hay un cuento, una situación real, que lo tiene como protagonista. Todo lo que pasó allí esa tarde noche fue muy especial para mí y estoy muy agradecido", agrega Olivera.

Aspirinas y Caramelos es el libro que podría escribir un autor que lleva un par de décadas cautivando lectores, y decide abrir y publicar sus memorias de la infancia. Sin embargo, es el debut de Luciano Olivera, y eso seguramente llevará al lector a querer seguir leyéndolo, pensar qué será lo nuevo, y se impone la pregunta "¿y ahora qué?".

-¿Estás trabajando en un nuevo proyecto? ¿Habrá más relatos de este tipo o te volcarás más a la ficción?
- Es muy probable que este sea un libro más propio de alguien que ya tiene varios publicados y un día decide contar su historia. En mi caso empecé al revés, pero no soy el único. Hay una tendencia mundial a lo que llamamos "la literatura del yo" que tiene mucho peso. Un gran exponente es Karl Ove Knausgard, escritor noruego que ya lleva seis tomos de su obra Mi Lucha, que es absolutamente autobiográfica y rompió los moldes del género. Lo cierto es que yo siempre escribí, desde chiquito. Lo hice para mi trabajo, o para otros, pero es algo que se me da con naturalidad. Ahora le tomé el gusto a hacerlo para mí, para mi obra. Estoy en pleno proceso de un segundo libro. El espíritu es el de Aspirinas y Caramelos pero no estoy seguro que todo lo que pasa le haya sucedido de verdad a Luciano. De a poco, empieza a aparecer la ficción. Vamos a ver que sucede con ella. Por ahora, se trata de empujar la trama.

Emiliano Penelas

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