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Jesús Méndez, figura y autor de un golazo contra racing, reveló que le pidió ese deseo a su hermano mayor, quien se suicidó a principios de año.

Jesús renace día a día. Se aferra a la pelota para superar la ausencia de su hermano mayor, Paulo Daniel, quien se suicidó el 29 de enero. A través del fútbol canaliza el dolor y, a la vez, lo utiliza como un punto de reencuentro. Durante la semana previa al clásico ante racing, el subconsciente lo unió con ese gran amigo que portaba la misma sangre. Y allí surgió el deseo de convertir un gol. Por esa razón, se quebró tras el golazo de tiro libre en el clásico. Fueron lágrimas de desahogo, de emoción y repletas de pasión. El trance es duro y sufre altibajos propios de la situación, pero Méndez está ganando el partido.

-¿Disfrutás del fútbol?
-Sí, a veces cuesta, pero hay que seguir. Si estoy acá por algo será. Siempre con la esperanza de darle para adelante y pelearle a la vida. Extraño mucho a mi hermano y uno se bajonea porque tengo a mis papás y a mis hermanos lejos, en Mendoza. Yo sigo peleando día a día y estoy seguro que ellos también lo hacen. Es una prueba durísima que nos ha puesto Dios y hay que superarla.

-¿Pensás en Paulo?
-Sí, durante esta semana soñé bastante con mi hermano y le pedí que nos salieran bien las cosas, que ganáramos y meter un gol como los que hacía él.

-¿De qué jugaba?
-Era un centrodelantero grandote, rápido, jugaba bien con las dos piernas y cabeceaba muy bien. Mi papá lo trajo de joven a jugar a Buenos Aires, pero él decidió volverse a Mendoza porque extrañaba. Siempre recuerdo que era un gran jugador y en Mendoza lo tienen muy presente. Era totalmente distinto a mí. Yo soy más rústico y él muy hábil. Gracias a Dios pude hacer un lindo gol y me acordé de él, de mis padres y mis hermanos.

-¿En qué influyó Pellegrino en tu presente?
-Tiene mucha importancia en lo personal y lo anímico. Siempre me está apoyando y hablando, al igual que mis compañeros. Todos me conocen, saben cuando tengo mis bajones, como todas las personas. Quizás es la angustia por lo que me tocó pasar. Los chicos me dan su cariño y me dicen que siga adelante. A mí me sirve mucho para no bajar los brazos.

-¿Contra racing fue tu mejor partido?
-Sí, Me sentí muy bien, tanto en lo personal como en lo grupal. Siempre lo voy a recordar porque fue especial y muy emocionante. Igual, la figura fue Ortiz.

-¿El tiro libre salió mejor de lo que pensabas?
-Tenía muchas ganas que en algún partido me quedara uno. En Central trabajaba casi siempre la pelota parada. Yo quería ejecutar el que pateó el Ruso. Por suerte, me quedó el siguiente. Veníamos hablando con Cavallero de que rematara al palo del arquero cuando tuviera la posibilidad. Entró y fue un lindo gol. Una gran emoción para todos.

-¿Qué te dijo Cavallero en el vestuario?
-Siempre nos quedamos a patear tiros libres y nos sugiere a donde hacerlo para complicar a los arqueros. Yo le hice caso al consejo que me dio, cuando agarré la pelota me acordé que él me había dicho que tenía que patear al palo del arquero y fue gol.

-Diego Rodríguez contó que lo insultaste, ¿qué pasó cuando pateó?
-Con el Ruso siempre nos puteamos, ja. Tenemos nuestra personalidad. La verdad que me sorprendió que viniera. Está bueno que los jugadores tomen decisiones, a pesar de que las cosas salgan bien o mal. Nos insultamos, me pidió patear y lo dejé.

-¿Quién pateará cuando vuelva Mancu? Ojo que también está el Ruso...
-Al Ruso lo mandamos para atrás, ja. Y nadie va a discutir lo que significa Mancu y la pegada que tiene. Siempre hay que ser respetuoso y saber ponerse en el lugar que corresponde. Mancu es un gran ejecutor de pelota parada y va a seguir.

-A fin de año decidirás si seguís, ¿influye el cariño de la gente y el plantel?
-Hay un gran grupo humano. La dirigencia, el cuerpo técnico, los empleados y los hinchas me tratan muy bien y confiaron en mí. Ganar me ayuda en lo emocional y lo anímico, por la situación que he pasado. Es muy importante. En diciembre veré qué decido, todavía falta mucho. Hoy sólo pienso en el partido contra Arsenal.

-¿Cuánto precisaban ganar de esta manera?
-Mucho, por nosotros y los hinchas. Estoy contento porque fue un fin de semana muy lindo. Necesitábamos ganar porque en el semestre pasado habíamos perdido el clásico en su cancha y había que devolverle un buen triunfo y un buen fútbol a la gente.

-¿Se imaginaron un triunfo tan amplio?
-Los clásicos siempre son partidos cerrados. Arrancamos bien, hicimos el gol y con la expulsión de ellos quedaron espacios y supimos aprovecharlos. Nosotros jugamos de la manera histórica que está acostumbrado Independiente.

Fabián Rodríguez
Diario Olé, martes 15 de septiembre de 2015

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