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Con errores, con aciertos, con virtudes y con esa chispa que tienen los entrenadores novatos, Cristian Díaz no sólo aportó algo de frescura al juego de Independiente sino que además puede aplicar algunas variantes que favorezcan al grupo.

Con la salida de seis jugadores del plantel, entre los casos más resonantes los de Defederico y Núñez, Cristian Díaz no sólo dio una muestra de autoridad respecto del manejo del grupo, sino que ya lo había hecho cuando se la jugó por varios juveniles que traía de la Reserva y los hizo debutar en La Bombonera.

Se le podrán achacar errores o dubitaciones de principiante. Es lógico, y por otra parte si nos aguantamos tantos errores de técnicos "experimentados" con currículums que pesaban más que un collar de melones, entonces por qué no dejar que Cristian se equivoque a su manera, si al fin y al cabo sólo él y estos jugadores pueden sacar adelante al Rojo.

La victoria ante Boca fue fundamental no sólo por el envión anímico que significa triunfar como visitante y haberle sacado el invicto al último campeón del fútbol argentino, sino por cómo se dio el partido, con un resultado a favor que se transformó en adverso y la heroica remontada del final con el Tecla Farías, goleador recuperado.

Allí Díaz manejó el sistema táctico con variantes, no todas acertadas, pero impuso un orden de juego que los jugadores respetaron. Lo mismo sucedió con Belgrano, y cuando advirtió que la primera parte era "mas de lo mismo, de lo viejo", supo cambiar para que en el segundo tiempo el equipo mostrara por qué estaba en levantada.

Ahora le quedan dos partidos de peligro medio ante dos equipos que necesitan sumar. Colón, en su casa, y Rafaela en Avellaneda son antesalas del clásico que ya se vive. Sabe Cristian Díaz que no puede quedarse con esas dos victorias, y que debe ir por más. Así se lo exigirán los hinchas y la historia, pero también el presente de un Independiente necesitado de puntos. Deberemos apoyarlo para conseguirlo.

Emiliano Penelas

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