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Reproducimos algunos conceptos sobre el gran periodista deportivo Dante Panzeri, a 30 años de su muerte.

Dante Panzeri (n. 5 de noviembre de 1921; m. 14 de abril de 1978 en Buenos Aires) fue un periodista deportivo argentino, que se destacó por la influencia de sus opiniones deportivas, en especial desde la revista El Gráfico. Su idea del fútbol como "dinámica de lo impensado", tuvo una gran incidencia en el modo de ver el futbol rioplatense.

Panzeri se incorporó a la revista el Gráfico en la década del '40, pero estuvo varios años redactando artículos sobre ciclismo y natación. En la decada del '50 comienza a escribir los artículos sobre fútbol que lo harían famoso. Cambió totalmente el modo de criticar el fútbol, profundizando el análisis. Impulsó el ingreso a la revista de otros importantes periodistas deportivos, como Pepe Peña, Ernesto Lazzati y Osvaldo Ardizzone.

En la década del '60 fue desplazado de la revista El Gráfico por presiones de Álvaro Alsogaray, un político de derecha, vinculado al poder militar. Escribió entonces en revistas como Satiricón, etc.

Su libro Fútbol, dinámica de lo impensado, es uno de los más influyentes en materia futbolística de la historia del país.
Dante Panzeri fue la bisagra en el periodismo deportivo. Desde las exitosas, exitistas, folclóricas, páginas de la revista El Gráfico construyó una tribuna de opinión diferente de aquellos textos complacientes de los dorados años 60.

No era necesario indagar sobre sus inclinaciones políticas ni sobre su pensamiento genérico, Panzeri se transformó en el denunciante necesario de las irregularidades dirigenciales del fútbol argentino. Y en celoso guardián de la esencia del juego contra la parafernalia de las frases nacientes de los “sanateros” que buscaban razones cientificistas al simple e imprevisible movimiento de la pelota.

Se rodeó de la gente que debía (Ardizzone, Lazzatti, Peucelle, Pando) para explicarle al hincha común que estaban desfigurando la esencia del juego. Peleaba con el rigor del combatiente de opinión. Hizo escuela. Claro, dejó a El Gráfico con la peor venta de su historia. Quizás porque se equivocó de mensajero.

A él le debo, por mi admiración a su valentía y a la claridad de sus conceptos (tuve el privilegio de integrar la famosa “logia” de “Panzeri confidencial”, unas pocas pero deliciosas reuniones donde se hablaba a “calzón quitado”) mi inclinación hacia el periodismo deportivo. Y no me arrepiento de la elección.



El título más citado por los periodistas deportivos es uno que brilla sobre las amarillentas páginas que lo vieron nacer en 1967. “Fútbol. Dinámica de lo impensado”, fue publicado en doscientas cincuenta páginas que finalizan con una sentencia que invita a reelerlo: “este libro no sirve para nada”. La sospecha de la falta de lectura de Dante Panzeri es tan grande como la cantidad de veces en que jóvenes y veteranos cronistas siglo XXI recurren a “la dinámica de lo impensado” para explicar el talento de Messi, ciertos resultados asombrosos o los partidos que escapan a la lógica del aburrimiento.

Murmurar a Panzeri
Pero, es que ¿sabemos quién fue Panzeri? En los diecinueve capítulos están escritos reclamos y reflexiones que confirmarían que a Panzeri se lo invoca levemente ( tan sólo para repetir: “como decía Panzeri el fútbol es la dinámica de lo impensado”) sin que alguien exija su estudio.

La teoría Panzeri, aquella que insistía en que “al fútbol profesional se lo salva desalentando su materialismo”, o la que reiteraba citas de un Alfredo Di Stéfano versión 1964 (“un director técnico que sepa de fútbol puede colaborar a lo sumo en un diez por ciento para conseguir un triunfo…el sistema de juego no existe. Es un invento de los que no entienden de fútbol”), merecen que alguien termine con tanta ignorancia.

Panzeri cuestionaba la necesidad de los directores técnicos en el fútbol (hoy sentiría asco por la millonada que exigía Ramón Díaz). Panzeri simplificaba el reclamo máximo a tres verbos: “ al fútbol de hoy le faltan tres cosas, dirigentes, decencia y wines”. Panzeri estimaba que el futbolista de cuatro décadas atrás ya no se divertía. Panzeri creía que “la concurrencia” de su época estaba conformada por “enfermos” que iban a “ver ganar y no a ver jugar”.

Pero Panzeri además, trataba de vivir como pensaba. Por eso su periodismo buscó escapar a las adulaciones (a veces sin fortuna), puso fervor en las investigaciones y dijo lo que nadie se atrevía. La metodología de Panzeri fue la crítica profunda. ¿Seríamos algo sin él?

Las obras completas de Panzeri, aún sus confundidas palabras sobre ciertos ídolos y sus compartidos desvaríos políticos, deberían enseñarse en las redacciones. Sus libros, las páginas de El Gráfico que dirigió en los 60, la sección Deportes de La Prensa en 1977, las columnas en El Día de La Plata.

Es una lástima que la inmortalidad de Panzeri haya sido ganada solamente por el título de un libro, el puntual recuerdo de Diego Bonadeo o las evocaciones de Gustavo Veiga.

Al comenzar octubre, cuando el tiempo de los periodistas se consume en exagerados adjetivos para los Pumas y en la ilegítima adjudicación del triunfo de Newell’s sobre Boca al entrenador Caruso, Panzeri es más válido que antes.

Quizás al leerlo, intercalarlo o extraerlo de un archivo, los muchachos 2007 anhelarían imitarlo.

Hace falta. A 30 años de su muerte, Dante Panzeri hace falta acaso más que nunca. Hacen falta -mucha falta- su compromiso, su pluma precisa y filosa, su valentía para combatir y denunciar la obsecuencia, la ignorancia y la tendenciosidad de periodistas, directores técnicos, dirigentes y demás personajes interesados en montar un “circo” nefasto en torno al fútbol, lleno de falsedades que sólo contribuyen a la muerte de lo que supo ser un hermoso espectáculo popular.

Por eso este homenaje. Porque ese legado de sabiduría, coraje y apego profundo por la verdad cobra en la actualidad una vigencia que lo hace mucho más necesario aún que en los años ‘50, cuando desde las páginas de El Gráfico él empezaba con su prédica solitaria contra esos males que hoy llegan a extremos difícilmente imaginables por aquel entonces. Y porque Panzeri fue uno de los periodistas que mejor lograron desentrañar y resumir la esencia de este deporte.

Para saber qué hay de mentira en el discurso de muchos, justamente, nada mejor que conocer esas verdades del fútbol que tan bien supo reflejar este hombre nacido en la localidad cordobesa de Las Varillas, que aprendió a querer al fútbol en la también cordobesa San Francisco y que ya antes de los 20 años desembarcó en Buenos Aires para dejar su particular sello en el periodismo deportivo.

Ese hombre murió un 14 de abril de 1978, cuando faltaba muy poco para que comenzara un Mundial a cuya realización en la Argentina él se negó de manera rotunda desde las páginas de publicaciones como Así, Satiricón y El Ciclón, considerando que se trataba de un despilfarro totalmente injustificado de recursos que debían cubrir otras necesidades mucho más urgentes de la sociedad.

Sin embargo, pese a que su fallecimiento a los 57 años dejó al periodismo deportivo sin un fiscal incomparable, bien consciente de su función de tal y de la responsabilidad que ello conllevaba, sus verdades quedaron bien vivas, al alcance de la mano en cientos de notas y en libros como “Fútbol: dinámica de lo impensado” y “Burguesía y gangsterismo en el deporte”.

Claro que con eso no alcanza. Si bien ese material está disponible en varias bibliotecas y centros de documentación (en Internet apenas puede encontrarse algún texto suelto), es obvio que no sólo se trata de algo desconocido para una gran parte del público, sino también para quienes, por tener la misma función que Panzeri u otras relacionadas con el fútbol, debieran tener bien presentes y respetar a rajatabla los postulados del gran Dante.

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