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Más allá de los cambios en la formación y los esquemas, Independiente volvió a jugar muy mal y pudo empatar 2 a 2 ante Barracas, sin fútbol ni ideas. Además, desde el VAR volvieron a negarle un penal imposible, que el juez ni fue a revisar. Cazares y Marcone, los goles.

¿Hasta cuándo? Independiente cayó nuevamente en la peor versión del año, la medianía que atravesó a lo largo del torneo y de la que pensamos habíamos escapado a partir de cinco victorias al hilo. No fue así, y volvemos a empantanarnos. 

Falcioni amagó con poner línea de cinco, practicó una defensa nueva, cambió futbolistas, metió variantes de esquemas, posiciones y nombres. El resultado fue el mismo, un juego anodino, bochornoso por momentos, de equipito amateur por otros. 

Lo ganaba sobre el final del primer tiempo gracias a Cazares, que intentó jugar y crear. Se lo empató el Guapo con una jugada de papi fútbol, un hombre que la pisa en el área chica y remata al palo del arquero a corta distancia, en el último minuto de descuento. Y lo da vuelta apenas comenzada la segunda parte con un cabezazo fulminante después de haber tirado a placer cuanto centro quiso, y otra vez Milton estático en la línea. 

Los rumores bajaban nuevamente de las tribunas, el "fulbito" era exasperante. Como lo fue también el escandaloso penal que Echavarría eligió no ir a ver y quedarse con la opinión del VAR (a cargo de Héctor Paletta) quien entendió que pese a que el defensor "ataja" el remate de Chila Márquez, no merecía la pena máxima. 

De tanto ir, Barreto tiró un buen centro y Marcone, por el segundo palo, gritó con alma y vida un empate que parecía darle ánimo para ir a buscar el resultado en los últimos minutos. Pero ni anímica ni futbolísticamente tiene resto Independiente. Cazares no podía con su alma y el partido se diluyó entre silbidos y reclamos por el arbitraje.

Emiliano Penelas

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