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Independiente jugaba con diez casi desde el inicio del partido, pero lo ganaba en Brasil y trataba de aguantarlo, pero no le alcanzó y terminó cayendo por 2 a 1 ante el Ceará. Togni, el gol Rojo, tras una gran pelea de Roa y pase de Benegas. Luego, el local empató de local y lo ganó por un error de Sosa. 


Arrancó con el pie izquierdo Independiente en Brasil, cayendo en el debut ante el débil Ceará por 2 a 1, tras ir en ventaja pero jugando con uno menos casi desde el comienzo, por la expulsión de Costa, tras recibir dos amarillas en 11 minutos.

El Rojo lo venía manejando bien, con un planteo que esta vez pareció responder pese a la adversidad de encontrarse con diez jugadores por una ingenuidad del defensor. Domínguez sacó a Soñora, trató de aguantar y hasta llegó a ponerse en ventaja con una excelente jugada que arranca Roa peleándola como pocas veces se vio, trabando y ganando en el medio para ceder a Benegas y éste de primera habilitar el ingreso de Togni por el costado izquierdo, definiendo apenas entrando al área. 

El Rey de Copas pisaba fuerte en Fortaleza, y parecía que la meta era aguantar lo que quedara, jugarlo con la cabeza, lejos de arco propio. Sin embargo, se dejó llevar por el ímpetu del local, e hizo todo lo contrario, peleando el partido al ritmo del blanquinegro.

Hasta que en la segunda parte todo pareció precipitarse en un espiral de infortunios. A los 13 minutos un penal le abrió el partido al local. El remate del delantero dio en la mano de Lucas Romero y el juez uruguayo Leodán González no dudó en cobrar la falta, que Mendoza convirtió tras un duelo verbal con Sosa. 

A los 17' se emparejarían los equipos con la expulsión de Paraíba, tras una falta sobre Togni, y ahí es la mayor falla del equipo que debió serenarse y no lo hizo. Tres minutos más tarde, un error grosero de Sosa en la salida de un corner le dio la victoria al conjunto de Fortaleza y dejó sin nada al Rojo.

Un comienzo difícil en Brasil, que prolonga las dificultades que encuentra este equipo para completar 90 minutos con regularidad. 

Emiliano Penelas

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