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El defensor habló de sus sensaciones tras dejar Independiente sin haber debutado, y dijo que más allá de las lesiones, cuando estaba pleno Falcioni no le dio lugar en el equipo. "Dejo una mala imagen mía... Me hubiese gustado irme de otra manera", agregó. 


"Se dijo que no debuté por las lesiones y no es así. Es una boludez. Puede ser que no haya jugado por eso, pero debutado no, porque estuve tres meses en perfectas condiciones y el técnico no me dio la oportunidad", dijo Ezequiel Muñoz, quien dejará de ser jugador de Independiente luego de quince meses en el Club y ningún minuto jugado. 

"Me voy con el grupo espectacular de jugadores, la calidez de los empleados y lo que significa Independiente. Con una buena imagen del club, pero dejo una mala imagen mía... Me hubiese gustado irme de otra manera. Siempre uno tiene las ganas de seguir. Pero es normal la decisión de la dirigencia por la situación que viví. Es entendible su postura, la acepto totalmente", dijo el marcador central, de 31 años, llegó a fines de septiembre del 2020 al Rojo.

En diálogo con Olé, Muñoz habló de cómo se produjo su primera lesión: "En una jugada en un entrenamiento en la que voy a presionar, la rodilla hace un mal movimiento y me rompo parcialmente. No lo podía creer. Al principio no quería caer en la realidad. Me decía: 'No me rompí, es un esguince, es un esguince'. Traté de fortalecer la pierna y la rodilla evolucionaba bien. 'Zafé de la operación', pensaba. Pero, en un partido en Reserva con Boca, a los cinco minutos, en una jugada parecida, apoyo la rodilla y se me va para adentro y se me termina rompiendo del todo. Salí y dije: 'Doctor, me va a tener que operar'".

-¿Te afectó algo para lesionarte?
-Me mató la pandemia. No es lo mismo entrenar con el equipo, donde las articulaciones están al 100% que solo. Cuando llegué al club me hicieron una resonancia de las dos rodillas y me salieron perfectas. Estaba en óptimas condiciones. Escuché mucho que fue una recaída, porque me rompí también en mi paso por Boca, pero no existe eso.

-Luego, te recuperaste y sufriste otras lesiones musculares...
-Sí, tuve dos lesiones en el isquio, que fueron normales por la inactividad. Se habló muchísimo también de eso. Por ahí hablaron por hablar. Un año y medio sin jugar para un deportista es una locura.

-¿Te sentiste acompañado por la dirigencia, el plantel y Falcioni?
-Sí, si no hubiese sido por los chicos se me hubiese hecho más difícil. Siempre se preocuparon. Julio también me apoyó. Me dieron un buen estímulo para recuperarme.

-Llegaste a jugar en Reserva, estuviste en el banco de Primera, pero no se te dio el estreno en Independiente...
-Sí, cuando estaba en el banco, quería estar adentro de la cancha. Así como Julio me bancó cuando me lesioné, pienso que no me entendió en ésto, porque para un jugador es importantísimo entrar, aunque sea cinco minutos en un partido, para recuperar ánimo y decirse: “Soy jugador de nuevo”. En Reserva hice todo, pero el jugador necesita el estímulo de jugar en Primera, en el estadio con la gente, y no se dio.

-Estuviste cerca varias veces...
-Creo que iba a jugar ante San Lorenzo por las expulsiones de Barreto e Insaurralde pero dando un pase en un entrenamiento, sufrí una distensión en un aductor. ¡De un pase una distensión en el aductor! Inentendible. Fue por la cabeza, por todo lo que había pasado, y que quería debutar y no me ponían. Como que no me tenía en cuenta. Podía haber entrado cinco minutos cuando íbamos ganando 3-0 y no estaríamos hablando de ésto. Julio probó con línea de cinco frente a Boca y era parte de ella y al final no se la jugó por ese esquema. Al partido siguiente, con Banfield, expulsan a Barreto y podría haber entrado yo.

-Claro, te queda esa espina...
-Y quizás otro entrenador hubiera tenido más consideración y las cosas hubieran sido distintas. Mirá Salvio, también se recuperó de la rodilla, jugó en Reserva y enseguida en Primera. Cuando llegué a Lanús hacía un año que no jugaba, y Zubeldía me dio una confianza ciega... Me hubiese gustado debutar, pero yo estoy tranquilo, no me siento con culpa, porque no fue culpa mía, sino por otras circunstancias.

-¿Aprendiste algo en este camino?
-Sí, que en los momentos difíciles como fueron los de las lesiones siempre está la gente que realmente te quiere. Que en los lindos muchos te escriben y están alrededor, y en los malos, se borran bastante. El fútbol da muchas enseñanzas, incluso con todo lo que pasé que fue horrible...

-¿Lloraste en algún momento?
-Sí, lloré de bronca y me pregunté: “¿Por qué a mí?”. Pero, a veces las cosas tienen que pasar y me dije: “No tengo que ser mal agradecido. Dios y el fútbol me dieron mucho”. Y me quedan años de carrera.

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