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Desde el archivo de El Gráfico, la nota despedida del gran capitán Jorge Maldonado, que se iba de Independiente en 1965. “ La belleza se llena de tiempo, como los sueños se mueren aunque uno quisiera que siempre se quedaran en sueños... Es ley, Jorge.”


Esto no lo puedo escribir en broma… Pero ¡qué caray! Tampoco me puedo poner serio... ¿Qué pasa, Jorge? ¿Qué dejas Independiente? ¿Y qué?, ¿te vas a poner triste? Acordate de Celedonio..., acordate de aquello que vos muchas veces escuchaste en tu colección de transistores importados, a vos que te gusta ir: música... "El hombre es como el caballo, que cuando llega a la meta afloja el tren de carrera y se hace manso y sobón"... Es ley, Jorge. La vida se escapa como en la letra del tango. Los años se van y el disco llega para todos... No vale la rebelión. Las calles terminan siempre en una esquina. Las noches tienen siempre una mañana para el que no quiere el sol... Las flores se agostan. La belleza se llena de tiempo, como los sueños se mueren aunque uno quisiera que siempre se quedaran en sueños... Yo sé que te cuesta dejar de golpe toda esta fama, esta casaca roja, los brazos arriba. Yo sé que te cuesta crudamente toda esa historia de este Independiente... La gloria del 63, la Copa de Campeones, el dolor de Madrid, la noche del Inter. Yo sé que quisieras dar un puñetazo contra el almanaque, contra ese reloj despiadado que te marca el tiempo, que te grita: ¡Basta! ¡Te llegó la hora! La hora que suena lejana cuando hay en las piernas músculos de 20 años...

Capitán y referente de Independiente, aquí haciendo el saludo tradicional de la década del 60.

Pero ahora, ¿qué? Ahora está cerca. Está cerca para este trabajo. Sin embargo, meditá conmigo. Vos tuviste sueños y vos los alcanzaste. En esa casaca roja que ahora tenés que dejar porque lo grita el tiempo dejas una historia. Dejás el 60 con un campeonato. Dejás el 63 con la fama grande. Que recorrió América y llegó hasta Europa... ¡No cabe la bronca! Y menos a vos que pusiste de moda la fuerza de los brazos arriba, que nunca pidieron ventaja, ni nunca aflojaron... ¿Y vas a aflojar ahora? Ahora es cuando valen más los brazos arriba. Ahora tenés que levantarlos bien alto. Cerrá bien los puños. Andate, no como los "abuelos" para contar cuentos. Seguí fabricando sueños, que te quedan muchos para realizarlos. ¿Cuántos tenés? ¿Treinta y seis? ¿Y qué son? Te vas a entregar, a ponerte triste, a llorar pasado, a buscar la esquina de la calle larga... A vos te que-da un largo camino. A vos te quedan muchas noches largas y muchas mañanas... ¡Mira al Viejo Grillo cómo la pelea! Me dijeron que vas a volver a Platense. ¿Es cierto? ¡Y bueno!, ¡qué caray! Volvé a Platense. Ponete otra vez la marrón y blanca que fue tu casaca anterior a la roja.


Fotografía de 1955, cuando todavía jugaba para Platense, club donde surgió.

Si, ya sé que me vas a decir... que eso es otra cosa. Que ya no es lo mismo. Que estás postergado por estos mocosos que llegan de abajo. Y te pregunto otra vez: ¿y qué? Te vas a tirar contra eso. Te vas a tirar contra el pagaré que firmaste de movida. Vos. Yo. Todos. El pelo se va, la pinta también. Y ese mismo pelo y esa misma pinta la agarran los pibes. Esos mismos pibes que ahora te ganan. ¿Te cuesta aceptarlo? ¡No tenés razón! ¡Si vos también le ganaste a los viejos cuando te creías que nunca pasarías los treinta!

Acordate de Celedonio, vos que tenés 15 transistores ortofónicos importados y que siempre escuchas tango: "...cuando llega a la meta, afloja el tren de carrera y se hace manso y sobón"...


En 1964, Independiente le dio una paliza al Santos de Pelé, lo derrotó por 5 a 1. Maldonado fue de la partida.

¡Mirá qué filosofía! Bien clarita. Sin literatura. Para vos. Para mí. Para todos. Hay que aprender a irse, Jorge. A irse en silencio. No de vuelta. Peleando. Pero en silencio... Esos pibes que ahora quizá miras de reojo van a comprar también los transistores ortofónicos como vos... Y van a llegar a escuchar ese mismo tango con la misma melancolía que ahora sentís vos. Cuando llegue la hora del reloj, cuando llegue la hora del almanaque, de ese mismo reloj y de ese mismo almanaque que hoy querés detener de un puñetazo...


En Independiente jugó entre 1956 y 1964, disputando una cantidad de 178 partidos.

Te voy a decir una cosa para que la medites. Fijate hoy. Todas las tardes hay una hora en que el sol se va por allá atrás, donde nadie sabe, aunque los sabios le dicen occidente. ¿Sabes cómo se llama eso? Eso se llama ocaso... Linda palabra... Estoy seguro que hasta ahora no te fijaste mucho en eso. ¿Sabes por qué? Porque estabas ganando. Porque estabas en la alegría de la barba, en la fiebre de los brazos arriba, en un frenesí de muchachada joven, de pantalón bermuda, de barba a lo mosquetero...


¨Chivita¨ fue su apodo, por ese look tan particular.

Fíjate mañana por la tarde a esa hora que te dije... Allí está la ley... Allí está la esquina donde termina la calle. Allí está la noche que empieza... Esa hora de la tarde los pibes no la ven, no se detienen a meditarla... Pero, ¿cuántos años me dijiste que tenés? ¿Treinta y seis? ¿Cómo? ¿Treinta y seis nada más?

No, Jorge, si a vos todavía te quedan mañanas...

Revista El Gráfico, 1965

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