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El Rojo derrotó a Tigre por 2 a 1 con goles de Parra, de penal, y Fredes. Si bien no se clasificó a la Libertadores, el equipo de Ramón, que jugó un pésimo primer tiempo, se recuperó en el segundo y terminó el año con una sonrisa y la confirmación de Martín Benítez, figura del partido.

Una sensación de victoria consuelo, de haber llegado a 27 puntos, que no era el objetivo, pero al mismo tiempo con la idea de que todo podría haber terminado mucho peor, de que incluso el suspiro final de tener chances de entrar a la Libertadores hasta hacía pensar que no todo fue tan malo.

Claro, no era esa la imagen tras el primer tiempo en que Independiente se iba de la cancha derrotado, sin haber gestionado una sola chance clara en 45 minutos, y con la premonición de que este partido era más importante pensando en los puntos para el Promedio que en una hipotética Copa que hubiera significado mucho más que lo que la realidad le puede dar a este plantel.

Sin embargo, algo cambió en el vestuario. Seguramente influyeron las palabras del técnico, pero más se evidenciaron las salidas de Maxi Velásquez y Osmar Ferreyra (su lateral fue una fiesta para la visita) y los ingresos de Cristian Pellerano, que ordenó el mediocampo, y Patricio Rodríguez, que al juntarse con Defederico y Benítez mostró por dónde debía ir el fútbol.

La audacia del chico Benítez le dio el primer penal al Rojo en 58 fechas, que Parra cambió por gol a los 11 minutos del complemento. A esa misma altura, pero de la primera parte, Galeano le daba al Matador otro penal tonto, que había convertido Cachete Morales.

Diez minutos más tarde, a los 21, cuando Independiente ya hacía mucho mejor las cosas, Hernán Fredes, otro que anduvo en una buena noche, puso desde afuera del área un tiro que entró pidiendo permiso abajo, al palo derecho de Javier García. Era el 2-1 inesperado para el Rojo y la alegría de dar vuelta el resultado.

Godoy Cruz ya ganaba cómodo, así que el sueño de la Libertadores quedaba trunco, pero la victoria daba motivos para festejar, y terminar el año con tres puntos en el bolsillo.

Emiliano Penelas

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