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Si bien mejoró en algo su imagen, Independiente volvió a perder y no mostró nada distinto de lo que hizo hasta ahora, con diferentes entrenadores. Ramón dijo entender a la gente, que despidió al equipo con silbidos.

No alcanza con el cambio de técnico, y ni siquiera Ramón Díaz, en apenas un par de entrenamientos, puede torcerle el rumbo a un equipo a la deriva desde hace meses, sin jugadores de jerarquía y con una pésima condición física. En el debut del Pelado poco pudo verse de nuevo a pesar de su pregón al asumir, y el Rojo se fue silbado otra vez del Libertadores de América tras la derrota ante Colón.

Es cierto que el Rojo hizo mejor las cosas que lo que se venía viendo, que puso más actitud y que incluso por cantidad de llegadas mereció el empate, pero también el deambular sobre la cancha y la sensación de que a Independiente cuando le hacen un gol ya no puede revertirlo, desanima a cualquiera. Y así pasó tras el tanto de Federico Higuaín, quien cumplió con la "ley del ex" y fue el goleador de la tarde para los Sabaleros, cuando apenas se empezaba a plantear el partido.

Con el transcurrir de los minutos, ni las variantes ayudaron al técnico, que volvió a probar con los mismos nombres de siempre. El Rojo sólo llegaba con remates de media y larga distancia, Pellerano era puro entusiasmo y Pozo cubría todo lo que iba para su lado.

El partido terminó sin novedades, y otra vez los silbidos cubrieron la salida de los jugadores del campo de juego. En los vestuarios, Ramón decía entender a la gente, y prometía más trabajo para asumir los compromisos que vienen...

Emiliano Penelas

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