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Independiente no jugó mal ante Lanús, pero le falta contundencia y ser claro a la hora de definir los partidos. Sufre la falta de un enganche y tiene pocos delanteros definidos.

El Rojo se mostró ante Lanús como lo venimos viendo desde el comienzo de la temporada, como lo vimos ante el Jubilo Iwata por la Suruga, e incluso en algunos amistosos de pretemporada, esos livianitos que mostraron un equipo ídem.

Sin el Patito Rodríguez, el conjunto de Mohamed extraña un jugador que permita que el resto del equipo actúe a su alrededor. No hay enganche, Defederico sigue sin demostrar por qué se viste la camiseta del Rojo como titular, y Núñez, que se tira atrás y se esfuerza en la pelea, tampoco siente la función del armador.

Encima, adelante el Rojo sigue mostrando debilidades, con Marco Pérez como única referencia clara arriba, pero sin presencia en el área rival, función que parece estar supeditada únicamente a la presencia de Facundo Parra. Sin recambios, apenas lo poco que pueda aportar Brian Nieva, cargado de voluntarismo pero sin experiencia, se vuelve escaso para un equipo que necesita más polenta.

Así las cosas, el Independiente 2011/12 peca de ser un equipo débil, que le cuesta apretar al rival contra las cuerdas, que toca bien o más o menos maneja la pelota hasta tres cuartos de cancha, pero que no presiona arriba ni es efectivo dentro del área. Esperemos que la cosa cambie cuando el sábado enfrente a un rival de fuste como Estudiantes, y cuando en Brasil tenga que salir a pelear la Recopa ante el Inter.

Emiliano Penelas

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