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Fanático del Club Atlético Independiente, Rodrigo Noya hace un monólogo trepidante sobre su pasión: “Trato de ir a la cancha siempre que puedo, con papá, que me pasó el fanatismo. Y donde voy, llevo la camiseta. Incluso cuando estaba en España. Una de las personas que más me gustó conocer fue el Rolfi Montenegro. Y una vez me llamó para mi cumpleaños, increíble. Por suerte, ahora todos se enteraron que soy del Rojo y me invitan a los partidos. Cuando el club cumplió 100 años me invitaron a jugar con los ídolos y famosos, y jugué de delantero. Me acuerdo que en una jugada, el Bocha (Ricardo Bochini, máximo ídolo de la historia Roja), me tiró un pase y no llegué a agarrarlo. Me quería morir. Hace poco, también, unas peñas organizaron un partido un día lluvioso, la cancha estaba toda embarrada. En un momento estaba contra el lateral, y veo que me sacan la pelota. Me doy vuelta y le pego tremenda patada a un jugador del otro equipo sin saber quién era. Cuando le vi la cara quería desaparecer: era Julio Comparada, el presidente. Pero bueno, por suerte me sigue invitando. Espero que siga así (risas)".

Diario Clarín, viernes 21 de enero de 2010.

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