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El Rojo campeón de 2002 venía en caída y se jugaba una final contra Boca en la Doble Visera. Lucas Pusineri, desde ese día, y gracias a un cabzazo milagroso, se transformó en ídolo de todos.

El Independiente 2010 que armó Américo Gallego venía con tres puntos de ventaja sobre su inmediato perseguidor, Godoy Cruz, y le sacaba seis a Estudiantes, que ahora mira solo desde la punta del Clausura.

De los últimos doce puntos disputados, el Rojo sólo sacó 4 producto de la victoria ante Banfield y el empate ante Huracán. Luego, sumó dos derrotas consecutivas, ante San Lorenzo y Gimnasia. Y mientras Independiente dejaba dos puntos en el Ducó, todos los demás pretendientes al título ganaron.

Además, el 0 a 0 con el Globo del último fin de semana agregó datos que no son desconocidos para quienes seguimos al equipo por todas las canchas: de visitante nos cuesta un Perú, el planteo es demasiado mezquino fuera de casa y los delanteros tienen un campeonato de sequías, que si no fuera porque atrás hay una defensa sólida y un arquero figura, la posición en la tabla sería otra.

El otro equipo de Gallego, campeón en 2002, también empezó a trastabillar y a pesar de la ventaja que llevaba cuando vino la anteúltima fecha lo tenía a Boca a tiro. El Xeneize empezó ganando el partido que se jugó en el viejo Estadio pero a poco del final fue una cabeza milagrosa de Lucas Pusineri la que hizo que el Rojo vuelva a vivir pensando en que el título era posible.

El domingo la historia (parte de ella) se repite, cuando Independiente reciba a Boca en el ahora Libertadores de América. Si bien Pusineri sigue siendo jugador del Club, fue apartado por el técnico antes del inicio del torneo. No estaría mal hacerle un llamadito.

Emiliano Penelas

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