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Aún sin convertir goles, el Cuqui es un referente dentro de la cancha, y si bien sus molestias hacen que esté en duda, sabemos que es imprescindible en el esquema de Gallego.

Sin pasar por una racha goleadora, Andrés Silvera sigue demostrando que es fundamental en el planteo del Tolo Gallego. A veces pasa desapercibido, pero siempre está. El goleador no sólo tiene el arco en la mente, sino que ahora también, más maduro, busca el juego, abre espacios, sabe leer el partido, arrastra marcas y facilita la tarea del equipo de tres cuartos de cancha hacia adelante.

Este campeonato apenas convirtió un solo gol, fue el descuento ante Vélez, sacando su olfato goleador para cabecear "sin esfuerzo" un centro preciso de Martín Gómez. Tanto con el Pelado como con Gandín, al que al revés, ayudó a convertirse en el máximo anotador del Rojo, el Cuqui se ha llevado bien.

Decíamos que Silvera tiene de todas maneras el olfato del goleador, y que es en todos los partidos el jugador de Independiente que más veces pisa el área rival, que preocupa a los defensores, y quizás por ello libera marcas. Su presencia siempre resulta inquietante para la defensa rival. Él lo sabe y juega en consecuencia. Quizás hasta el momento no se ha mostrado como el delantero explosivo que conocimos hace ya ¡siete años! pero se ha convertido en un jugador mucho más maduro que ni siquiera parece necesitar del gol para destacarse.

Además, como si todo eso fuera poco, en el último partido ante Tigre se paró entre la línea de centrales y fue de los que más pelotas sacó desde el fondo, sobre todo cuando el Rojo quedó con diez y sumó sacrificio parado junto a Adrián Gabbarini.

Por todo esto, Silvera no puede faltar en el Monumental. Ojalá que así sea.

Emiliano Penelas

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