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En un partido vertiginoso, Independiente jugó como hace mucho no se lo veía. Superó a Vélez en casi todo el partido, convirtiendo a Montoya en la figura de la cancha. Aún así, el Fortín es bravísimo y en dos descuidos se puso arriba sin merecerlo. El empate hizo las cosas más justas.

¿Cuánto hacía que Independiente no se iba aplaudido al término de los 90 minutos, más allá del resultado obtenido? ¿Cuánto tiempo sin una alegría de esas que te dejan conformes, fuera el resultado a favor o no, sabiendo que lo hecho es el camino correcto, es lo que marca la historia y es como debe jugar el Rojo?

El primer tiempo de esta noche fue realmente extraordinario, frente al campeón del fútbol argentino, uno de los equipos más sólidos y armados de nuestro medio, que directamente no vio la pelota en el medio y fue superado en todas las líneas. El Rojo debió haberse ido al vestuario al menos con dos goles de ventaja.

Fue significativo ver cómo ni Cubero ni Somoza podían frenar a Mancuello y Piatti, los hábiles conductores que esta noche tuvo el conjunto de Gallego. Busse empezó a mostrar lo que le habíamos visto en Gimnasia de Jujuy y Acevedo se adueñó del mediocampo. Germán Montoya terminó siendo la figura del encuentro, y en los primeros 45' fue uno de los responsables de que no se rompiera el cero en su arco.

Sin embargo, por supuesto que no todo fue perfecto en el Rojo, porque donde sí mostró graves fallas fue en defensa. Dos distracciones, en el segundo tiempo, le permitieron a Vélez ponerse 2 a 0 arriba en lo que era un resultado que nada tenía que ver con el desarrollo del encuentro. Los de Gareca demostraron en apenas 15' por qué son un equipo tan temible de mitad de cancha hacia arriba y gracias a Cristaldo y el uruguayo Hernán López desestabilizaron a los zagueros de Independiente.

Dos jugadas casi calcadas entre ambos delanteros, entrando por el medio del área, terminaron en los goles visitantes. La primera fue de Cristaldo para López, derribado por Matheu cerca del área chica. El 9 pateó dos veces (en la primera hubo invasión) y anotó el gol a los 10'. Luego, a los 14', fue al revés: el uruguayo se la bajó a Cristaldo, que entrando solito al área definió por encima de Gabbarini.

Gallego había elegido sacar a Piatti, una de las figuras del encuentro hasta ese momento, para que ingrese un errático Patricio Rodríguez, pero también le dio minutos a Martín Gómez y el pelado nuevamente se fue hasta el fondo de la cancha, tiró el centro atrás y Silvera, que hasta ese momento no había hecho casi nada en el partido, puso la cabeza para poner el descuento y la ilusión.

El Rojo se la jugó, como lo hizo el DT al poner línea de tres sacando a Vella para que ingrese Núñez. Y se dio el empate cuando luego de varias atajadas deslumbrantes de Montoya Matheu pudo vencerlo de cabeza abajo, sorprendiendo al arquero velezano. Los últimos diez minutos el Rojo fue puro amor propio y la ovación del final reconoció el esfuerzo y el juego de un equipo que es el que quisiéramos ver semana a semana.

Emiliano Penelas

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La Voz Deportiva dijo... 20 de septiembre de 2009, 12:38 a.m.

Acabo de ver el partido y la verdad que tenés razón. Independiente fue superior aunque Vélez no se quedó atrás. Me gusta mucho el blog, te espero en el mío.
Un abrazo!