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La semana pasada hablábamos del buen funcionamiento institucional (y, también es justo decirlo, como equipo) de Lanús, campeón del Torneo Apertura 2007. Aunque nos duela, porque Independiente lideró más de la mitad del certamen, creemos que por lo hecho en la arremetida final, el granate es un justo ganador.



Que esta hinchada se merece, se merece ser campeón...

Deberísmoa mencionar también, para aportar otro buen ejemplo, el subcampeonato conseguido por Tigre, recién ascendido de la mano de Diego Cagna, quien peleó el título hasta el final. Otro equipo prolijo, con buen manejo del balón y prolijidad en sus dirigentes.
A estos dos chicos que se subieron a lo más alto del podio local, debemos sumarle la gran campaña realizada por el Arsenal de Gustavo Alfaro en la Copa Sudamericana, que acaba de conquistar por primera vez en su historia hace apenas unos minutos.
Sin grandes nombres, sin estandartes "campeonísimos" ni técnicos de esos que andan en "la danza de los millones", los tres equipos, reiteramos, y no de forma despectiva, sino por historia, chicos les han demostrado a los grandes un camino que es difícil, no es sencillo, pero trae consigo grandes beneficios.
Los tres, sin incorporaciones y apostando mucho a las inferiores (sobre todo en el caso de Lanús, menos en el del equipo de Sarandí) han demostrado que a veces es más importante el trabajo a largo plazo, el conocimiento entre los integrantes del plantel y cuerpo técnico, que sumar nombres por que sí.
Y si nos retrotraemos un poco más atrás en el tiempo, el Estudiantes de Diego Simeone tenía mucho de esto que estamos mencionando.
¿Por qué Tigre, viniendo de la segunda división, puede jugarle de igual a igual a cualquiera y terminar segundo en la tabla de la A? ¿Por qué Arsenal, con un presupuesto de "apenas" tres millones de pesos al año puede ganar y eliminar equipos brasileros, mexicanos y hasta a River del torneo sudamericano más importante del segundo semestre? ¿Por qué Lanús, poblado de chicos de inferiores demuestra coraje, garra y fútbol? Creemos que una clave está en mantener los planteles, darle rodaje a los jugadores, que se conozcan, que sean, además de buenos, humildes y tengan ganas de triunfar, sabiendo que el camino de las tranferencias, las tapas de los diarios y los autos lindos vendrán a partir de conseguir cosas, de quedar en la historia.
Si a eso le sumamos dirigencias conscientes del patrimonio y el valor de lo que manejan, cuerpos técnicos responsables en la conducción de los planteles, y criteriosos a la hora de reforzarlos, hinchas pacientes y conocedores de lo que significa un largo proceso, entonces entenderemos que los grandes hemos recibido una lección. Ojalá la aprovechemos.

Emiliano Penelas

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