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El Presidente minimizó hasta en la misma Asamblea el real descontento de la gente por su gestión, la pérdida de miembros en su Comisión Directiva y la real situación del Club. 

Quizás por omnipotencia o por desconocimiento, Hugo Moyano nunca tomó real dimensión del enojo que se iba gestando en torno a su gestión en propios y extraños. Quien comenzó diciendo que los que cantaban en la cancha eran "cuatro gansos" ayer mismo mientras ardían las calles de Avellaneda mencionó que eran "200" quienes gritaban envalentonados.

En su discurso tampoco se escuchó nunca un gesto o una palabra que llevara tranquilidad o templar a los ánimos. Las constantes justificaciones al trasfondo político nacional terminaron volviéndose en contra también, porque el cambio de conducción a nivel país no redundó en beneficios para el Club, sin embargo seguía viendo allí un enemigo ahora cristalizado en la oposición, paradójicamente formada con numerosos miembros que lo acompañaron en su propia gestión hasta hace poco. 

El último bidón de nafta llegó esta misma semana, cuando frente a una platea de aduladores, encendió su propio "cajón de Herminio" al decir que no estaban "dadas las condiciones para que haya elecciones" en el Club. Pese a que horas antes de la Asamblea un comunicado de su agrupación manifestara que no apelarían la última medida judicial, en mensaje llegó tarde a un socio que acumulaba mucha bronca. 

En el medio, la pelota no entra en un plantel absolutamente desmembrado, mal conformado, con un Manager debilitado y ahora sin entrenador. Jugadores que se fueron libres, otros a punto de firmar que nunca llegaron y el manotazo para subir juveniles que deben crecer de golpe después del fracaso de Eduardo Domínguez. En la cancha, donde desde hace mucho solo pueden concurrir socios, se sufre por eso, y también por la vida institucional. 

Sin elecciones tras la suspensión de la Comisión Electoral y la judicialización de la lista inhabilitada, siete meses después un fallo judicial terminó de dar la vuelta y llevarnos al punto de inicio. Se intentó sacar un conejo de la galera citando a todos los actores políticos intentando hacer tábula rasa y comenzar todo de cero, licuado culpas y responsabilidades, pero no funcionó. El próximo miércoles, si es que llegamos, debería saberse qué será del proceso electoral. 

Por último, las bajas en la Comisión Directiva se fueron produciendo en forma constante durante su segundo mandato, el del desbarranque tras un buen primer período que incluyó las últimas dos copas internacionales del Rojo, y antes la colaboración para sostener el regreso a Primera. Los nombres que se iban no siempre estaban claros y hasta el tesorero, que renunció por escrito, regresó a su cargo días más tarde en otra vuelta confusa. Las fotos de las distintas Asambleas mostraban un estrado cada vez más raleado y ayer, en la mínima expresión de una Comisión Directiva, eran apenas cuatro quienes presidían la convocatoria a tratar el balance. Como si el destino volviera nuevamente en contra aquella expresión sobre los "cuatro gansos" que allá lejos advertían los negros nubarrones sobrevolando Avellaneda. El rey está desnudo, pero nadie se atreve a decírselo.

Emiliano Penelas 

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