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Con un planteo conservador pero inteligente, el Rojo fue superior y controló a Argentinos a lo largo de todo el partido para llevarse la tercera victoria al hilo y salir del descenso directo. Julián Velázquez, el gol.


Se jugó poco, se peleó mucho, se metió como loco y se festejó hasta quedar roncos. Independiente fue a la cancha de Argentinos pensando que una victoria, la tercera al hilo después de más de un año y medio sin conseguir 9 puntos seguidos, lo alejaría al menos momentáneamente del descenso directo y le permitiría continuar la levantada esbozada ante Unión y Rafaela.

El primer tiempo fue puro roce y aunque el Rojo tuvo más la pelota ninguno de los dos llegó con peligro al arco rival. Sólo Vargas tuvo una y la desperdició increíblemente.

Tras el descanso, el Rojo salió con otra actitud y fueron los primeros minutos de la segunda etapa los que marcarían la tendencia hasta el final del encuentro. Basándose en la solidez defensiva de Galeano y Velázquez, y en el buen aporte que en el medio hacían Zapata y Battión, Independiente inclinaba las cosas.

Hasta que un exquisito centro de Mancuello encontró la cabeza de la Avispa en el corazón del área y la pelota fue a dormir al fondo de la red para gritarlo con todo. Pudo haber aumentado la cuenta el equipo de Gallego por las buenas chances que dispuso de contragolpe. El Bicho trató de ir al empate, pero la defensa del Rojo nunca sufrió realmente los ataques, más allá de los nervios lógicos por conseguir la victoria.

Con los tres puntos Independiente confirma la levantada de las últimas fechas, gana confianza para lo que viene y encarará dos encuentros como local que podrían marcar el despegue definitivo.

Emiliano Penelas

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