Independiente le ganaba a Tigre dando vuelta el partido con dos goles del Patito, pero el Matador se lo empató con un penal infantil del Malevo Ferreyra, para el 2 a 2 definitivo. El Rojo cerró un Clausura pésimo, sumó sólo 3 de los últimos 21 puntos y comenzará la próxima temporada en el último puesto de los promedios.
El Rojo visitaba al Matador, que podía ser campeón pero también peleaba por la permanencia en Primera, en una jornada vibrante que definía el Clausura. Sin embargo, el equipo de Cristian Díaz debía alejarse de todo ese entorno y pensar que ya está jugando la próxima temporada pensando en los promedios y en engrosar el puntaje de un mal torneo.
Jugando con los nervios del local, Independiente era más claro y mostraba una actitud desconocida en los últimos partidos. Era bueno el trabajo del Patito Rodríguez y mejor lo que hacía Fredes en mitad de cancha. La rotación de Farías, demasiado solo en la delantera, creaba peligros en el fondo de Tigre. Sin embargo, en la primera llegada clara el Matador conseguía adelantarse en el marcador.
Desde ese momento se cayó por completo todo lo bueno que había construido Independiente, que volvió a ser el equipo tímido, desacomodado y sin patrón de juego que venimos viendo. Tigre, de la mano de Román Martínez y Cachete Morales, dominaba el mediocampo y se terminó yendo como dominador del juego.
En el segundo tiempo una ráfaga del Patito Rodríguez, que a los 5 y 10 minutos dio vuelta la historia y la tarde se le complicaba al local, que pasaba a jugar la promoción. El Rojo controlaba el partido, Hilario hacía tiempo en cada saque de arco pero Tigre no le encontraba la vuelta a seguir jugando con su ansiedad.
Hasta que en uno de los cientos de pelotazos que llovieron sobre el área, y en una jugada absolutamente infantil, Osmar Ferreyra puso la mano insólitamente y a Laverni no le quedó otra que marcar penal y expulsar al Malevo. Tigre empató, el Rojo quedó con diez, se replegó y Díaz metió cambios para cuidar el punto, que terminó teniendo sabor a muy poco para un campeonato que lo mejor que tuvo es haber terminado.
Emiliano Penelas
El Rojo visitaba al Matador, que podía ser campeón pero también peleaba por la permanencia en Primera, en una jornada vibrante que definía el Clausura. Sin embargo, el equipo de Cristian Díaz debía alejarse de todo ese entorno y pensar que ya está jugando la próxima temporada pensando en los promedios y en engrosar el puntaje de un mal torneo.
Jugando con los nervios del local, Independiente era más claro y mostraba una actitud desconocida en los últimos partidos. Era bueno el trabajo del Patito Rodríguez y mejor lo que hacía Fredes en mitad de cancha. La rotación de Farías, demasiado solo en la delantera, creaba peligros en el fondo de Tigre. Sin embargo, en la primera llegada clara el Matador conseguía adelantarse en el marcador.
Desde ese momento se cayó por completo todo lo bueno que había construido Independiente, que volvió a ser el equipo tímido, desacomodado y sin patrón de juego que venimos viendo. Tigre, de la mano de Román Martínez y Cachete Morales, dominaba el mediocampo y se terminó yendo como dominador del juego.
En el segundo tiempo una ráfaga del Patito Rodríguez, que a los 5 y 10 minutos dio vuelta la historia y la tarde se le complicaba al local, que pasaba a jugar la promoción. El Rojo controlaba el partido, Hilario hacía tiempo en cada saque de arco pero Tigre no le encontraba la vuelta a seguir jugando con su ansiedad.
Hasta que en uno de los cientos de pelotazos que llovieron sobre el área, y en una jugada absolutamente infantil, Osmar Ferreyra puso la mano insólitamente y a Laverni no le quedó otra que marcar penal y expulsar al Malevo. Tigre empató, el Rojo quedó con diez, se replegó y Díaz metió cambios para cuidar el punto, que terminó teniendo sabor a muy poco para un campeonato que lo mejor que tuvo es haber terminado.
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