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Independiente goleó a racing 4 a 1. La academia no pudo sostener el resultado ni los once jugadores en cancha. Parra, en dos oportunidades, Vidal y el Patito marcaron los goles del Rojo, que festejó como siempre en el clásico.

Los clásicos siempre generan expectativas, pero este, el partido más importante de la Primera división en este Clausura, tenía muchos condimentos que lo hacían especial. Y no defraudó.

El Rojo comenzó mejor en su planteo, pero hugo pronto dos acciones que lo desarticularon, antes de llegar a los 15 minutos del primer tiempo: Fernando Godoy recibe una temprana amarilla por una falta tonta en mitad de cancha, y Cristian Díaz es expulsado por insultar al árbitro. Ese momento fue fatal para Independiente, que se desordenó, perdió las marcas, el juego y fue todo desprolijidad. Hasta que Milito cometió un error garrafal y le cedió la pelota a Hauche, que centró para la entrada en soledad de Teo Gutiérrez. Sin merecerlo, la visita ganaba el partido y el Diablo era puro nerviosismo.

Por la banda izquierda estaba la salida de Independiente, y de a poco fue creciendo el trabajo del Patito Rodríguez y Osmar Ferreyra. Acompañaba Villafáñez, aunque con poca fuerza, y se sumaba Monserrat, otra vez en gran nivel. Pasada la media hora el Rojo ya era más y llegó al empate tras un centro que Julián Velázquez terminó asistiendo a Parra.

En la segunda parte el Rojo arrancó con todo y quiso ir por más. Con todo el público a su favor y un rival que vino a cuidarse, fue una tromba de arranque, casi lo mete Villafáñez, y luego de una gran jugada del pibe, Aveldaño le cometió penal a Parra, que cambió por gol. racing se quedó con uno menos y crecía el nerviosismo, hasta que Teo Gutiérrez, experto en exabruptos, insultó a Pezzotta y se fue al vestuario directo.

El Rojo merecía liquidarlo pero sufría. Gabbarini nos tuvo en vilo con una pelota cruzada, racing quería la heróica. Hasta que en el extenso descuento que dio el juez los Patos se pusieron las pilas. Primero Vidal y luego Rodríguez aumentaron la ventaja y le dieron al clásico las cifras que merecía desde hacía rato. Para que la fiesta fuera completa.

Emiliano Penelas

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