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Independiente, en otra flojísima actuación, apenas pudo empatar con Newell's y sólo le quedó como consuelo el golazo del pibe Benítez, en el día en que debutó como titular, y haber vuelto a ver jugar al Patito Rodríguez.

Con un final a puro nerviosismo, varios silbidos y tensión por un equipo que no muestra nada dentro de la cancha, el Rojo abandonó sin pena ni gloria su sueño lejano de ilusionarse con ingresar a la Libertadores, y se dio un baño de realidad ante la pobreza que exhibió a lo largo de todo el semestre.

Un equipo torpe, sin rumbo, que no pudo doblegar más que con empuje y tosudez a uno de los peores de la temporada, y nada, o casi nada por rescatar salvo el golazo del pibe Benítez, justo el día en que le tocó debutar como titular, el haber recuperado al Patito Rodríguez después de mucho tiempo y la confirmación de la levantada de Gabriel Milito.

Una desatención del fondo posibilitó la apertura del marcador por parte de los rosarinos, que sólo vinieron a Avellaneda a pelear y trabar en el medio. Benítez, con un zapatazo lejano, puso el empate apenas comenzado el segundo tiempo, cuando al juntarse con el 10 nos ilusionó con una buena yunta, que duró poco.

Muy limitado lo de Parra, Vallés y Defederico, flojo partido de Julián Velázquez en el fondo, donde se notó la ausencia de Tuzzio. Sólo quedan dos fechas, en una semana, para terminar, hacer borrón y cuenta nueva para el 2012.

Emiliano Penelas

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