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Todo lo bueno que venía insinuando en los últimos partidos, cuando se estaba transformando en figura de Independiente, el Patito lo confirmó ante Olimpo en Bahía Blanca, donde ojalá haya jugado el encuentro que lo afiance definitivamente.

Patricio Rodríguez tuvo al fin el partido que todos queremos. Jugó como el gran proyecto que es, concretó el golazo que soñó alguna vez todo futbolero, y se bancó como un caballero que lo mataran a patadas, hasta terminar con cuatro puntos de sutura en la cabeza, de tantos golpes que recibió.

Si bien su remontada era notoria en los últimos encuentros, era necesaria una aparición contundente como la que tuvo en el Caminatti para adueñarse del partido, ser la manija del Rojo y como broche de oro coronar su actuación con un golazo memorable.

Guapeó, tuvo fútbol, jugó e hizo jugar. Fue el armador que el equipo necesita, y el delantero que agregó chispa y picardía de tres cuartos de cancha hacia adelante. Además, no se escondió nunca y estuvo siempre mirando el arco rival.

Claro que necesita un socio, y ahora se impone la necesidad de buscarle uno acorde a sus condiciones. Podría ser Fredes, si abandona la intermitencia que lo caracteriza. Es, por presencia y condiciones, el principal candidato. A la lista podrían sumarse un joven que está haciendo sus pasos de a poco, como Lucas Villafáñez, o un experimentado que pareciera tener sus últimas oportunidades para demostrar si está en condiciones de seguir o no en el Rojo, como Leandro Gracián. Además, Nicolás Martínez, uno que apareció poco en el semestre, tiene las dotes necesarias para la función.

La esperanza de todos es que aquel partido del domingo sea el que definitivamente consolide a Patricio Rodríguez como el jugador que estamos seguros que es, y se confirme como el 10 que en su camiseta luce.

Emiliano Penelas

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