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Independiente conseguía un 2-0 ante Vélez sin merecerlo, y no pudo aguantar el buen pie que le propuso el conjunto de Liniers, que se llevó del Libertadores de América un empate que terminó siendo justo.

Dos jugadas preparadas de pelota detenida, en centros que vinieron desde la derecha primero y la izquierda después, eran suficiente para que Independiente marcara a los 6' y 35' de la primera parte, poniendo un resultado que no era del todo justo con el desarrollo del juego.

Vélez era más con la pelota en los pies, proponía circulación de balón y molestaba con un delantero potente como Silva. El Rojo fue oportuno, mientras batallaba atrás con Matheu y Julián Velázquez, en una línea de cuatro forzada por la ausencia de Tuzzio. Así se encontró con dos goles gracias al pizarrón, por intermedio de Parra y Battión, otro de los que a fuerza de pelear en el mediocampo fue de lo mejor de Independiente.

Sin embargo en el segundo tiempo, apenas comenzado al minuto se tira mal el achique, Matheu queda colgado y Moralez descuenta frente a Navarro. Los de Mohamed perdían el medio pero el cambio de Godoy por Parra dio un aviso demasiado defensivo para Gareca, quien mandó a la cancha a su as, Juan Manuel Martínez. Lo que al Rojo le falta a Vélez le sobra: alguien que se haga cargo de la pelota, distribuya y juegue para alimentar a los delanteros.

Y para colmo pasó lo inesperado: falló Hilario, que hasta ese momento había sido amo y señor del área, para no perder los hábitos. Y apareció el Burrito, con el arco a su disposición, para poner un empate justo que en Avellaneda vivimos como derrota.

Emiliano Penelas

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