
Vélez era más con la pelota en los pies, proponía circulación de balón y molestaba con un delantero potente como Silva. El Rojo fue oportuno, mientras batallaba atrás con Matheu y Julián Velázquez, en una línea de cuatro forzada por la ausencia de Tuzzio. Así se encontró con dos goles gracias al pizarrón, por intermedio de Parra y Battión, otro de los que a fuerza de pelear en el mediocampo fue de lo mejor de Independiente.
Sin embargo en el segundo tiempo, apenas comenzado al minuto se tira mal el achique, Matheu queda colgado y Moralez descuenta frente a Navarro. Los de Mohamed perdían el medio pero el cambio de Godoy por Parra dio un aviso demasiado defensivo para Gareca, quien mandó a la cancha a su as, Juan Manuel Martínez. Lo que al Rojo le falta a Vélez le sobra: alguien que se haga cargo de la pelota, distribuya y juegue para alimentar a los delanteros.
Y para colmo pasó lo inesperado: falló Hilario, que hasta ese momento había sido amo y señor del área, para no perder los hábitos. Y apareció el Burrito, con el arco a su disposición, para poner un empate justo que en Avellaneda vivimos como derrota.
Emiliano Penelas
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