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Independiente cayó en Brasil por dos errores propios al comienzo del partido. El Goiás no es un cuco, y con diez hombres por la expulsión de Silvera el Rojo hizo méritos como para descontar. La chance sigue abierta para la vuelta en Avellaneda, pero no será fácil.

No parecía mal parado en el Serra Dourada Independiente cuando tocando sostenía el partido ante Goiás, pero la ilusión duró poco porque en apenas 7 minutos se destrabó todo el juego y comenzó otra historia.

Apenas iban 14 minutos cuando Carlos Alberto le gana una salida mala a Mareque y el rebote da justo para el goleador de la Copa, Rafael Moura, que no perdona. Y a los 21' es Marcelo Costa quien ve a Douglas, nuevamente avanzando por la punta de Mareque, quien lanza un buscapié hacia el centro del área chica. Otacilio Neto, ante la salida de Navarro, define con el arco vacío.

Allí se agrandó el local e Independiente retrocedió. Fue el peor momento del Rojo en la cancha mientras Mohamed pedía calma y "pensar el partido", cuando eran amonestados los dos centrales y todo parecía desmoronarse.

El Rojo no tenía claridad para llegar por abajo, desatendía el medio, combatido sólo por Battión. Con el correr de los minutos se empezó a sentir que el terreno de juego era gigante, que las piernas no se levantaban, que era mejor esperar el final de la primera etapa.

En la segunda, el ingreso del Patito Rodríguez le dio algo de frescura al ataque, pero otro baldazo caería cuando Andrés Silvera vio la roja, a instancias del cuarto árbitro. En ese momento pensamos no sólo que nos quedábamos con uno menos a los 13' del complemento, sino que se trataba de una baja importante para la revancha.

Con los minutos pasó el tembladeral, y las piezas se acomodaron de a poco gracias al aporte que desde el fondo hizo Eduardo Tuzzio, de enorme trabajo. El Goiás dejó de ser un cuco para ser un equipo abordable mediante centros al área, pero la falta de peso en los últimos metros se hizo evidente sin el Cuqui.

No obstante, y pese a que los últimos minutos se bajó la persiana por el 0-2, el Rojo hizo méritos como para descontar y poder pensar la vuelta con un poco más de aire. No será imposible ganarlo, pero no será sencillo conseguirlo.

Emiliano Penelas

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