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Silvera y Gandín llevan 570 minutos sin anotar; junto con Núñez, suman 13 de los 16 goles del equipo en el torneo.

Néstor Silvera y Darío Gandín, las dos referencias ofensivas
del equipo, no convierten desde hace seis fechas;
en los últimos partidos se destapó Leonel Núñez

Más allá de jugar con una defensa remendada y un medio campo improvisado, en Independiente comienza a preocupar la sequía goleadora. Sólo Godoy Cruz -que hoy recibirá a Tigre- suma menos goles que los Rojos entre los diez mejores equipos del torneo. Los mendocinos acumulan 15 conquistas, una menos que Independiente.

El problema del equipo dirigido por Américo Rubén Gallego es la dependencia excesiva de sus delanteros. De los 16 tantos, 13 (el 81,25%) fueron convertidos por el tridente ofensivo compuesto por Darío Gandín (3 goles), Andrés Silvera (6 goles, máximo anotador del equipo) y Leonel Núñez (4 goles). El resto de los goles se reparte entre dos defensores (Tuzzio y Mareque, con uno cada uno) y un mediocampista, Mancuello.

El rendimiento de Independiente en el Clausura deja entrever que si el tridente ofensivo no funciona, el equipo no consigue resultados positivos. De hecho, Gandín y Silvera no convierten desde hace seis fechas, cuando anotaron los dos goles del puntero en la victoria 2-0 frente a River. En la ausencia sin aviso de los dos francotiradores tuvo que aparecer Leonel Núñez con tres goles en los últimos cinco partidos -les convirtió a Rosario Central, Colón y Arsenal- para salvar el honor del trío de ataque.

En los días previos al choque de anteanoche con San Lorenzo, Gallego dio su diagnóstico sobre el equipo: "Sin la pelota somos un desastre", indicó. No le faltaba razón: si el balón no les llega a los faros de ataque -Silvera y Gandín- el equipo pierde efectividad. Y los volantes externos -Mancuello por izquierda; Fredes o Piatti por derecha- tampoco aportan a la cuota goleadora del líder del Clausura.

Sin embargo, el entrenador -por ahora- no piensa en retocar el 4-3-2-1 que encaramó al equipo de Avellaneda a lo más alto de la tabla. Y tampoco parece decidido a quitar de la formación titular a Gandín, a quien ungió como capitán con la esperanza de que su ascendencia en el grupo se trasladara a la tribuna. Pero eso está lejos de concretarse, a punto tal que luego de la derrota frente a San Lorenzo un puñado de hinchas criticó al delantero.

"No entiendo los reclamos. En todo caso, la culpa es mía porque yo soy el responsable del equipo", fustigó Gallego después de perder con San Lorenzo. Y aprovechó para ensalzar a su delantero: "Yo a Gandín lo banco".

La huelga goleadora de los hombres de ataque es un síntoma inquietante en un equipo que sufre por las lesiones y por bajones en algunos rendimientos individuales. Más allá de los milagros de Adrián Gabbarini en el arco, Tuzzio jugará con un hombro roto hasta que pueda volver Galeano. El puesto de segundo central es una incógnita: frente a San Lorenzo debutó Julián Velázquez.

El medio campo, obligado a abastecer a los delanteros -y también a marcar-, es la línea del equipo que más se resintió. La ausencia de Walter Acevedo, el responsable de dar el primer pase hacia la zona de ataque, repercutió en el andamiaje del que hasta ahora es el equipo con más puntos del Clausura. La lesión de Walter Busse agregó suspenso a los nombres de los carrileros. La línea media elegida por Gallego frente a San Lorenzo (Fredes-Vittor-Mancuello) no funcionó. Dos de ellos (Fredes y Mancuello) salieron en el entretiempo. La derrota en el clásico le dejó a Gallego más de una certeza: el equipo ya no tiene la misma frescura que al comienzo del campeonato. Si quiere festejar un nuevo título deberá reinventarse a sí mismo.

Alejandro Casar González
Diario La Nación, lunes 12 de abril de 2010

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