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En un partido trabado y sin brillo, el Rojo derrotó a Tigre 1 a 0 como visitante, donde no había ganado ni marcado goles en el Clausura. Se sufrió en los últimos minutos, pero es una victoria que cotiza. El gol lo marcó Silvera. En el primer tiempo Gandín erró un penal.

Cuesta, cuesta y cuesta. Habrá que acostumbrarse a sufrir y aprender a hacer de tripas corazón. Esa parece ser la consigna en este Clausura que lo tiene al Rojo peleando arriba pero sin alcanzar el volumen de juego que desearíamos. No obstante, el equipo gana, se muestra sólido en defensa y hoy pagó una deuda vieja: ganar como visitante, donde ni siquiera había marcado goles en lo que va del torneo.

Independiente comenzó mejor, manejando la pelota con criterio y ampliando la cancha con Busse y Fredes por los laterales. Acevedo, que tuvo una buena noche, disponía de la pelota para tocar a voluntad, y Piatti era el encargado de crear. Silvera estuvo muy activo en la delantera (solo, demasiado solo) y Gandín se movió entre el voluntarismo y la displicencia.

La buena noche que mostraba Daniel Islas se vio en un par de ocasiones tapando remates de media distancia, y achicando con calidad un mano a mano con el Chipi. Y a los 12' Gandín tuvo la oportunidad de poner al Rojo en ventaja de penal, tras una clara mano de Blanco en el área. El delantero quiso tirarlo como contra racing, aunque cambió el palo, e Islas, adelantándose, desvió el remate.

A Independiente le costó sobreponerse, y Tigre aprovechó el bajón para explotar un poco más el mediocampo, con Diego Castaño. Se sabe que el planteo de Caruso Lombardi no suele ser generoso, por lo que no extrañó ver al Matador esperando de contra y lanzándose con la potencia de Luna y los muy filosos tiros libres de Botta, que siempre lastimaron al área de Gabbarini.

En la segunda parte Gallego dispuso el ingreso de Leandro Gracián para poder jugar un poco más con Piatti, y un minuto más tarde, el Tano le pone una hermosa pelota en cortada para que Nacho (nuevamente figura para La Caldera del Diablo) hilvane una jugada precisa con centro atrás para el Cuqui Silvera, que estaba donde los goleadores deben estar y la metió con lo que pudo, a lo goleador.

Luego de eso, el Rojo se quedó demasiado, el Tolo quiso cerrar el partido con dos cambios netamente defensivos y los últimos minutos fueron a puro sufrimiento, con Tigre yendo como podía e Independiente aguantando de la misma manera, hasta el pitazo final. Desde Victoria, tres puntos de campeonato para Avellaneda.

Emiliano Penelas

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