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El Rojo se llevó tres puntos complicadísimos frente a Chacarita, que no mereció perder. Tuzzio, a los 4 minutos puso el único gol. Silvera, Mareque, Gabbarini y Vittor, figuras del único líder del Clausura. Busse se fracturó la tibia y el peroné.

El triunfo del Rojo estuvo atragantado hasta el final, cuando tras un muy mal arbitraje Abal dio por terminado un partido muy mal jugado en el que Chacarita mereció mejor suerte... y el Rojo la tuvo toda.

Independiente pegó de entrada, tras un corner polémico, que pareció lateral pero dio en el juz de línea. A Acevedo poco le importó, el centro cayó sobre el área y la cabeza de Eduardo Tuzzio estaba ahí para cabecear al ángulo y madrugar a todos los defensores Funebreros.

El tempranero gol en esa cancha tan incómoda para jugar al fútbol le vino bien al equipo de Gallego para serenarse y empezar a manejar el ritmo a voluntad, hasta que llegó la fatídica lesión de Busse. El partido se hizo brusco, y Abal, condicionado por el posible error en la jugada que derivó en gol, decidió que las cosas fluyan sin sacar tarjetas ni advertir ante la violencia con que los jugadores locales se manejaron.

En la segunda mitad el Rojo continuó adormecido, pero además se echó más atrás en el terreno de juego, un poco por impotencia y otro poco empujado por un Chacarita desesperado por conseguir puntos para zafar del descenso. La buena tarde (y fortuna) de Gabbarini, más una buena labor en defensa de Mareque y Vittor (reemplazó a Busse) consolidaron el cero en el arco Rojo, mantenido sin goles por cuarto partido consecutivo.

Arriba, la soledad de Silvera para jugar de contra, y la posibilidad de ampliar la ventaja con un tiro de Piatti en el palo, dos llegadas nítidas del Cuqui y una mal terminada por Gandín, fueron los únicos avances en el complemento, que se jugó prácticamente adentro del área Roja.

Con el pitazo final, el desahogo, la felicidad por seguir puntero, y el festejo por las calles de La Paternal.

Emiliano Penelas

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