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Independiente alcanzó la cima del Clausura y aunque su juego no termina de convencer, estando puntero es mucho más fácil trabajar y mejorar.

El Rojo es puntero del campeonato, ganó tres partidos seguidos, mantuvo su valla invicta, se consolidó en defensa, tiene a uno de los goleadores del Clausura y venció a dos clásicos rivales en una semana, llegando a seis triunfos de estos en forma consecutiva. Sin embargo, en medio del lógico entusiasmo de los hinchas y la confianza de los propios jugadores, en todos queda una deuda pendiente con el paladar negro del hincha de Independiente: el equipo no está jugando bien.

Lo dijo el Flaco Menotti, se sinceró Acevedo y hasta el propio Tolo Gallego admitió que todavía falta trabajo. Entre colegas mencionábamos los otros días a modo de ejemplo: "Si Federer intenta mejorar su saque, cómo no van a trabajar los demás deportistas para lograr superarse". Y más con la tranquilidad de hacerlo sabiendo que todos miran desde abajo.

Entre los muchos puntos positivos de esta racha Roja que incluye los triunfos ante racing, Tigre y River están el muy buen momento que vive Adrián Gabbarini, sosteniendo en los tres encuentros su arco invicto, y siendo uno de los responsables de apuntalar la defensa. Además, la solidez que mostraron los defensores: tanto Galeano como Tuzzio se mostraron recios a la hora de marcar, mientras que Mareque y Vallés (contra racing) y Vella (mejorando muchísimo su nivel frente al Matador y los Millonarios) desplegaron mucho juego tanto yéndose al ataque como defendiendo.

En el medio la categoría de Acevedo como tapón, y el despliegue de Walter Busse (gran segundo tiempo ante River, gran asistencia a Silvera para el segundo gol) y el repunte de Hernán Fredes, que siempre corrió en desventaja con los rumores de la gente, está demostrando que puede ganarse un lugar por la izquierda, y sino hay un buen recambio en Mancuello, ya recuperado. Y Piatti, el distinto de un equipo que a veces se queda sin compañía para poder tocar más, que descolla en muchos momentos, y en otros es intermitente, pero siempre desequilibra.

Arriba, el Cuqui Silvera convertido en uno de los goleadores del campeonato y jugando una barbaridad, incluso dando una mano en defensa cuando se lo necesita, con mucho sacrificio. Junto a él, Gandín que sigue descorchando en los clásicos pese a cargar con la misma cruz que Fredes.

Las falencias están claras también, cuando Independiente sobra o no sabe cómo cerrar los partidos; cuando se apela, a pesar de que el Tolo insiste en no saber por qué, a jugar con el filo del off side; Gabbarini debería tener una mejor salida desde su área y los defensores colaborar más en la recepción; Piatti debería tener un compañero que se asocie a su juego; muchas veces Acevedo queda sólo en la marca y se pierde el medio, como en el primer tiempo ante River; y desde el banco si bien hay buenas opciones, el plantel sigue pareciendo "corto".

Todo puede trabajarse, todo puede mejorarse. Qué mejor que hacerlo siendo líderes.

Emiliano Penelas

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