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En un partido aburrido, Independiente igualó sin tantos con Vélez en el Amalfitani. El Rojo no mostró el nivel exhibido el martes, pero en un reducto y ante un rival difícil, el punto puede servir a futuro. La defensa estuvo sólida; Gioda fue la figura.

Gioda salta entre Hernán López y Silva

El Rojo demostró esta noche que todavía le falta ensamblarse como equipo. Si lo del martes ante Estudiantes sorprendió por un muy buen primer tiempo y el coraje y empuje puesto sobre el final del partido, esta noche estuvo muy lejos de eso y se pareció mucho al equipo que terminó el torneo pasado.

No hubo demasiado para contar del duelo de Liniers, que amenazaba con ser un gran partido y terminó siendo más que aburrido. En el primer tiempo los dos equipos se midieron demasiado y soltaron poco sus hombres. Mareque, por su lateral, era de lo mejor que mostraba el Rojo como opción de salida, pero al llegar al medio su traslado se hacía excesivo. Montenegro retrasado no funcionaba, y además tuvo una noche particularmente mala, con excepción de algún que otro arranque sorpresivo.

Sosa, aunque más participativo que en otros encuentros, se mantuvo errático como de costumbre. La rápida salida de Fredes en el primer tiempo, lesionado, dio lugar a que entre Centurión, que tuvo un debut demasiado tibio en la fría noche porteña.

En el complemento Borghi decidió cambiar al Chuco y poner a Gandín. El ex Colón, al igual que contra el Pincha, no la tocó en todo el tiempo que estuvo en cancha. Claro, contra Estudiantes tocó la última y la mandó adentro. Esta vez no tuvo esa suerte.

Fue muy pobre lo de Herrón, y nos preguntamos por qué Borghi no lo pone a Calello. Consideramos que el juvenil no sólo tiene más marca y despliegue que el ex cinco de Argentinos y San Lorenzo, sino que además puede aportar juego y ser alguien que puede pegarle al arco o devolver una pelota con la calidad mínima que se le puede exigir a un profesional.

Pusineri lucha con Somoza

Corrían los minutos y ese segundo tiempo era aún más aburrido que el primero, pero con Vélez más lanzado al ataque e Independiente perdiendo definitivamente la mitad de la cancha. Eso se agravó con la salida de Moreira y el ingreso de Grisales. Inexplicablemente, Herrón pasó a jugar de "cuatro" y el colombiano por la misma punta, un poco más adelantado. Totono demostró que no tiene ni ritmo de fútbol ni precisión ni estado físico, y que seguramente tardará mucho en recuperar su nivel.

Con el centro del campo debilitado, fue Pusineri el que tuvo que trabajar por varios, y tanto Guillermo Rodríguez como Leandro Gioda resolvieron con prestancia los ataques de Vélez, que se repetía en los centros. Fue justamente Gioda quien, a fuerza de cortar y despejar todo lo que le pasaba cerca, terminó siendo la figura del Rojo.

Mientras Montoya, el arquero de Vélez, sólo miraba, Núñez trató de moverse y buscar espacios para recibir, el Rolfi hizo un par de jugadas por su cuenta y Gandín, lo dicho, poco y nada. Mucho tiempo antes había terminado la esperanza de ver un gol de Independiente, cuando Laverni pitó el final del encuentro. El 0 a 0 puede verse, ante un rival que complicará a muchos, sobre todo jugando de local, como positivo a futuro. Lo que habrá que mejorar es el ensamble colectivo.

Emiliano Penelas

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