0
Gandín, a los 44' del segundo tiempo, anotó el gol de un pobrísimo Independiente ante el Ciruja tucumano. El equipo de Borghi jugó uno de los peores partidos en mucho tiempo, mal en todas las líneas y creando la primera situación de peligro a los 38' del complemento. Alarma para los choques por la Sudamericana y el clásico.

Darío Gandín celebra el gol con Daniel Montenegro

Pocas veces se ha visto un partido tan pobre, tan mal jugado y con tantas imprecisiones como el que esta noche hizo Independiente en Avellaneda ante San Martín de Tucumán, un equipo proveniente del ascenso con un grupo de jugadores tenaces y bien parados pero pobres futbolísitcamente y sin nada que ofrecer más que un poco de garra. Sin embargo, eso sólo alcanzó para que incluso estuvieran varias veces mucho más cerca de ponerse en ventaja que el Rojo, que esta noche vistió de blanco.

Borghi, que finalmente paró una línea de tres en el fondo, erró en el ordenamiento de los nombres de entrada. No se trató solamente de la característica de armado, sino en los nombres elegidos para cada posición.

Herrón no puede jugar como volante por derecha. No sólo perdió marca y presencia, sino que tampoco generó juego y mucho menos fue de valor para mantener la pelota en los pies. Aún nos preguntamos por qué la obstinación del técnico por este jugador en lugar de Adrián Calello.

Montenegro no funciona como mediapunta o enganche. El Rolfi tuvo otra noche mediocre para el nivel que suele tener. Es cierto que en pocas acciones siempre sobrepasa la media general, pero se pierde mucho en el mar de piernas del centro de la cancha, sobre todo con un equipo que viene a morder allí, donde hace fuerza por pelear la pelota. Creemos que debe volver a ser delantero neto, y arrancar entre cinco y diez metros más adelante en las jugadas.


Higuaín no estaba en condiciones de jugar. Falto de tiempo, impreciso en el manejo de la pelota, en varias ocasiones cuando quiso pararla le rebotó unos dos o tres metros y hasta generó contraataques del rival perdiéndola en lugares claves.

Tampoco funcionó Matheu en defensa, en el partido más flojo que se recuerde de él en mucho tiempo. Y tanto Gioda como Rodríguez tuvieron que recurrir constantemente al pelotazo lejano y muchas veces sin sentido.

Mientras en el primer tiempo San Martín había comenzado con el respeto que venir a jugar a Buenos Aires por primera vez le causaba, a los pocos minutos se dio cuenta de que atacando y siendo prolijo con la pelota bastaba para complicar al Rojo, y de no ser por un par de intervenciones de Assmann, era lógico que el primer tiempo terminara en ventaja la visita.

Mientras, Independiente no generó ninguna situación de real peligro para el arco defendido por la Anguila Gutiérrez, de 37 años.

Ya hablamos de la impresición de Higuaín y el bajo nivel de Montenegro. Ni Leonel Núñez estuvo en una buena noche. Como el resto de los jugadores de Independiente, el ex Argentinos Jrs. no gravitó para nada en la delantera.

El la segunda mitad, mientras Ledesma, también con imprecisiones y altibajos, seguía siendo de lo mejor en el medio, junto con Pusineri, quien lo asistió en la función de "doble cinco", San Martín con el transcurso de los minutos se fue aquerenciando al punto y el Rojo no sabía cómo atacar, porque el juego era un calco de lo sucedido en la primera parte.

Borghi no metía mano al banco, que tampoco presentaba muchas variables, y la gente se impacientaba. Y acá volvemos a preguntarnos si el estado del campo de juego pasa a ser una excusa, ¿ante una defensa tosca y lenta como la que presentó el Santo y con una cancha en esas condiciones no es mejor tener algún ligerito del estilo Patricio Rodríguez en el banco?


A los once minutos una silbatina despidió a Herrón. En su lugar entraba Emanuel Centurión, encargado de todas las pelotas detenidas y nada más. Poco es el repertorio que se pudo conocer del ex volante de Vélez. Junto con él ingresaba también, en reemplazo del Pipita, Darío Gandín, el hombre de los goles sobre la hora.

Ya a esa altura el mejor del local era, por empuje e insistencia más que nada, Lucas Mareque. Yendo para adelante, el marcador lateral devenido en volante por izquierda trataba de meter al equipo contra el área de Gutiérrez.

Pero nada cambiaba demasiado, el tiempo pasaba y no llegaban siquiera oportunidades de meterla. El murmullo era cada vez mayor y a los 38' Daniel Montenegro dejó a todos con el gol en la boca cuando dejó en el camino al arquero e inexplicablemente la pelota, que tenía el camino libre para ir al arco, pegó en un parante externo.

Sin embargo, lo dicho anteriormente, el hombre-reloj Darío Gandín, como contra Estudiantes, iba a recibir una pelota en el área chica tras un ¿pase? ¿tiro al arco fallido? del Rolfi que el Chipi, ingresando por derecha, empujó con la cabeza para poner el 1 a 0.

El gol, sólo ese gol, hizo que Independiente ganara después de seis empates consecutivos, pero hay mucho por mejorar. El miércoles se viene un choque dificilísimo en La Plata por la revancha de la Sudamericana, y el próximo fin de semana, el clásico ante racing. Lo de esta noche, mejor olvidarlo.

Emiliano Penelas

Publicar un comentario