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El Rojo de Santoro, que finalmente sí se despidió del equipo, volvió a triunfar por cuarta vez consecutiva. Fue una victoria clara ante un rival que no encontró ningún resquicio en un juego en el que Independiente ganó, gustó y goleó. Gracias Pepé.


Un día tenía que darse, y finalmente Pepé dejó el banco de Independiente. Con la camioneta de Borghi de patente chilena en la que cruzó los Andes, y el nuevo entrenador en la platea, le tiró todo el peso de la responsabilidad al dejar un equipo aceitado, entusiasta y con el ánimo por las nubes.

Ante Newell's, el sábado por la noche, se vio la mejor versión del equipo, con un juego entusiasta, generoso y contundente. Un primer tiempo arrollador, en el que el visitante sólo dispuso de una jugada de cabeza de Schiavi a los tres minutos, no dejó dudas del funcionamiento colectivo y la potencia del contragolpe.

Con un Denis inspiradísimo, goleador del Clausura y de la temporada, con un toque sutil en el segundo gol, cátedra de definición, y la viveza de los goleadores en el primero, el Tanque se anota siempre, pelea y está ahí donde tiene que estar.

La frutilla del postre, el remate final, un gran cabezazo del uruguayo Rodríguez sobre el final de la primera etapa que no sólo le trajo los cantos de la hinchada sino que dejó sin posibilidades a los rosarinos de Caruso Lombardi.

El segundo tiempo, con el Rojo esperando y Newell's sin posibilidades de acercarse en el marcador, sirvió para mostrar la solidez defensiva de un equipo al que es difícil convertirle. Gran partido de Mareque, con Rodríguez patrón y figura de la defensa y una sobria actuación del juvenil Caracoche, quien jugó casi todo el partido en lugar del lesionado Moreira, más la presencia siempre firme de Matheu y la seguridad de Assmann saliendo de arriba, la zona de atrás del equipo respondió sólidamente.

Montenegro desequilibrante como siempre, Fredes con buen manejo de balón, y lo dicho, la potencia goleadora de Denis.

Gracias Santoro, bienvenido Borghi.

Emiliano Penelas

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