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Publicamos una muy buena entrevista que Ricardo Gotta le realizó a Pedro Troglio para el diario deportivo Olé.

Alguna vez dijiste que, como técnico prácticamente vivías al borde del infarto.

-Sí, sigue siendo así. Los jugadores no viven eso. Es muy difícil que la crítica le caiga a un solo jugador. Es compartida. En cambio, el técnico es uno... Por ejemplo, ves esa urgencia cuando hacés los cambios. Sabés si acertaste cuando termina el partido. Si te sale, sos un fenómeno... Contra River, en el Apertura, me criticaron porque metí a Moreno y a Pusineri: en el último minuto hicieron una jugada bárbara, y Carrizo, cayéndose, la sacó con la punta de los dedos. Si hubiera sido gol, ganábamos y hubieran dicho: "¡Qué buenos cambios hizo este tipo...". Lo que pasa es que en el fútbol hay muchos opinólogos.

-¿Porqué te fue mal en Independiente?
-Cuando llegué, me dijeron que no se podían traer jugadores porque había que levantar el estadio, que había que apostar a los chicos y levantar anímicamente al plantel. Lo hice. Me la jugué con Assmann, Calello, Fredes... Aparecieron pibes como el Patito Rodríguez o Churín. Y hoy, Denis vale 12 millones; Sosa, 4. Además, yo sumé el 50 por ciento de los puntos.

-¿La aparición del Patito es un acierto tuyo?
-Ojo con el Patito, que cada vez que entra 20 minutos hace un desastre. Pero no podemos matarlo con el físico. A mí me puteaban porque no lo ponía. Pero no podés darle esa responsabilidad... Si el equipo hubiera estado bien y ganaba, yo sí podría haberlo puesto más para consolidarlo. Ahora le agarró varicela: todavía es un nene...

-Nunca te perdonaron el empate contra Boca.
-Yo no tiré al equipo para atrás. Cuando un equipo se tira para atrás, influye el cansancio, el rival, o que no se dan las cosas... Si un equipo es cagón, lo es siempre. Lo mismo pasa con su técnico. Nosotros pudimos hacerles otros goles, pero quedamos como cagones porque nos empataron con diez.

-¿Qué indicaciones les diste a los jugadores en el entretiempo?
-Que teníamos a los cuatro del fondo amonestados, y acababan de echar a Paletta... Si seguíamos presionando nos iban a rajar a uno. Les dije que armemos un bloque y que saliéramos de contra.

-Digamos que pensaste en aguantar...
-Pero lo concreto es que no nos salió una. La gente de Boca empezó a gritar, el árbitro... Ellos se nos vinieron encima, se agrandaron y nos empataron.

-Bueno, no te fuiste por un solo partido.
-Claro que no. En determinado momento, hay cosas que son insostenibles. En Gimnasia era querido porque jugué allí. Eso me dio chapa hasta para, un día, perder por 7 a 0. Tenía espaldas. En Independiente fue distinto. Yo no tenía el plafón que podía tener el Tolo Gallego. Mi margen de error era mucho menor. Si a Burruchaga lo putearon... Nosotros hicimos un muy buen primer campeonato hasta la fecha 14. El gran problema fue haber creado un optimismo tan grande a principios del primer torneo. No éramos brillantes, pero sí efectivos. Eso provocó que, después, la decepción fuera grande. Hicimos lo mismo durante todo el campeonato, pero en 14 fechas nos salió bien y en las otras siete, no. Hubo un quiebre anímico contra Newell's y después no pudimos levantarnos. Encima, nos tocó jugarnos la vida contra los grandes...

-¿Se la creyeron?
-Fue una realidad que hizo creer a la gente que ya éramos campeones. Y yo no era Gardel cuando ganábamos ni un desastre después...

-¿Te falló alguien en Independiente?
-Mmm... Para mí sería fácil decir que no me esperaron hasta final del torneo...

-No lo decís demasiado convencido.
-Mirá, los jueves yo siempre pongo un premio, puede ser un perfume, y hago un torneo de penales. Me lo enseñó el Viejo Griguol. Cuando las cosas me iban bien, salía del vestuario y todos me palmeaban, me decían que era un monstruo, que jugábamos bien, que tenía felices a los pibes... Cuando las cosas empezaron a andar mal, los mismos que me abrazaban, me criticaron por esos torneos de penales...

-Tu relación con los jugadores fue muy criticada.
-Mirá lo que pasó el otro día con Herrón, que los demás lo dejaron patear el penal, para que hiciera un gol. Yo me lo atribuyo. Yo conformé ese grupo.

-¿Vos eras amigo de los jugadores?
-¿Qué es ser amigo? Yo jamás fui a comer a la casa de los jugadores. No fui a los cumpleaños. Nunca, aunque a veces me invitaban. Pero, yo he tenido técnicos severos y con ellos me ha ido bien y me ha ido como el culo... Y lo mismo con los técnicos tipo padres, como Griguol: yo iba a comer a la casa, el Viejo armaba fiestas de disfraces con la familia... Y a él le fue bien y mal. Sí, yo tenía una muy buena relación con los jugadores. ¿Y qué? ¿Está mal? Por ejemplo, los jugadores estaban acostumbrados a llevar facturas todas las mañanas. No nos gustó, pero no se lo prohibimos, se lo sugerimos, y lo aceptaron por nuestra buena relación. Yo fui muy profesional y siempre preferí un técnico que me diera alegría. Si un jugador quiere hacer una cagada, se la hace al severo o al afectuoso... Cuando llegué les dije: yo vengo acá a buscar afecto.

-¿Se dijo que los dirigentes te reprocharon que en el verano los jugadores se iban de joda?
-Nooo... Además yo no soy el padre de los jugadores. Yo no sé lo que hacen cuando tienen tiempo libre. Ellos tuvieron sus tiempos pero luego respetaron todo lo que le pedimos. Eso los dirigentes lo veían. También me criticaban cuando los hacía correr a las 8 de la mañana por la Rambla. Yo siempre hago una buena pretemporada y en el campeonato voy tranquilo. En Europa los viernes sólo hacen baños y masajes: ¿te imaginas si yo lo haría acá? Todo era cuestionable.

-¿Ese ambiente distendido te jugó en contra?
-Siempre hubieran inventado algo.

-¿Cómo suponés que le va a ir a Borghi?
-La gente debe aguantar. Y saber que Independiente no va a salir campeón de un día para el otro y que va a llevar un proceso. Tené en cuenta que es un plantel joven y que en junio, por ahí se va alguno...

-¿Vos que le recomedarías al Bichi?
-A mí siempre me gustó la línea de tres, pero al final no la impuse. Ese fue un error mío. Y a él también le gusta la línea de tres.

-¿Lo van a bancar más que a vos?
-En este fútbol de hoy la gente putea a cualquiera. Y banca de acuerdo al resultado. Yo me preguntó hoy: cómo puede ser que lo critiquen a Ramón Díaz. Cuando salían campeones nadie puteaba a Ramón, ni por el juego, ni por sus hijos. A Sensini también le pasó. Es normal.

-¿A vos te traicionó tu forma de ser?
-Hablar tanto me juega en contra. Yo soy un tipo que dice las cosas que siente y eso beneficia al periodismo. Pero hay periodistas que me critican por ser muy mediático y dicen que hay que tener cuidado con lo que se dice. ¿No piden que hablés sin casete?

-Por supuesto, pero no vas a caer en que te fue mal por el periodismo...
-No, pero estoy arrepentido de haber sido tan sincero. Terminé por darme cuenta que hay que hablar menos, no hacer cosas como contar chistes o cantar...

-¿Los jugadores también te cumplieron?
-Yo jugué al fútbol. Sé bien que se pasa por buenos o malos partidos. Los jugadores me dieron lo que podían darme...

-El caso emblemático es el Rolfi. ¿Necesitabas un líder, un tipo de una personalidad más caliente?
-Eso es una locura. El Rolfi es un excelente jugador, pero no puede ganarte él solo los partidos. De Capria decían lo mismo. ¿Y Riquelme? Juega mal un partido y dicen que es frío, que no corre. El Rolfi es un jugador de la puta madre que tiene todo el peso encima, la obligación de ser figura todos los partidos. Y eso es imposible. A mí, el Rolfi me ayudó mucho cuando llegué.

-¿Querés revancha?
-Sí, claro, la estábamos peleando...

-¿Sólo te la puede dar Independiente?
-No,no...

-¿No volverías?
-Soy un agradecido de Independiente. Yo lo dirigí y eso te da un target importante y durante 14 fechas recorrí el mundo siendo puntero... Ahora tenga ganas de dirigir, estoy loco. A los 42, hace un mes que estoy desocupado...

Ricardo Gotta
Diario Olé, jueves 9 de mayo de 2008

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