La Caldera del Diablo: Osvaldo Suárez

Edgardo Cascante: "La dimensión de Independiente es nacional, pero con mucho arraigo en Avellaneda"

"Independiente siempre fue un club social, muy popular", dijo el historiador de Avellaneda en el día del 172° aniversario de la Capital Nacional del Fútbol, y repasó la historia del Rojo ligada a la ciudad.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIxx56H2McJRa2Vw1uPmD9JROfimAdxHOJspliZ0o9f7IW44IJ99SZCekUoAVWhPTCkL-YO7Am6c9zkjVOOdLfT7xu8gn70kpolQxbLjyFGv8gTQcIgDZgWSW7zp-DzL3EW-TVrTZWmnNDysZkTCenbnbTlMBai31BBBSe1mkcMeD7IwGgClPH3vnlCPg/s2048/Estadio.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1536" data-original-width="2048" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIxx56H2McJRa2Vw1uPmD9JROfimAdxHOJspliZ0o9f7IW44IJ99SZCekUoAVWhPTCkL-YO7Am6c9zkjVOOdLfT7xu8gn70kpolQxbLjyFGv8gTQcIgDZgWSW7zp-DzL3EW-TVrTZWmnNDysZkTCenbnbTlMBai31BBBSe1mkcMeD7IwGgClPH3vnlCPg/s16000/Estadio.jpg" /></a></div>"Publiqué La crucecita de Barracas al Sud, Barracas al Sud, la vida cotidiana, que habla de lo deportivo y artístico, El país de los otarios, libro de poesía, y el año pasado junto a Juan Manuel Huerga Dock-Sud, el puerto de Avellaneda" contó Edgardo Cascante en diálogo con Independiente, El Gran Campeón y La Caldera del Diablo por AM 1490 Radio Gama.<iframe allow="accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture; web-share" allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" referrerpolicy="strict-origin-when-cross-origin" src="https://www.youtube.com/embed/6aVU9wU7tfc?si=7kZK-GB7I0Td1e7_" title="YouTube video player" width="560"></iframe>"Independiente es uno de los cinco equipos más importantes del país, y está en Avellaneda, lo que no es poco, y hace más de un siglo que está, aunque es un Club más porteño que cualquiera porque nació atrás del Cabildo. La palabra Independiente tiene que ver donde se gestó la libertad, porque nació prácticamente en Plaza de Mayo, pero muy tempranamente se muda a Avellaneda y se quedó. River estuvo en Sarandí, Boca en Wilde, pero Independiente se afincó acá", agregó el historiador."La dimensión de Independiente es nacional, pero con mucho arraigo en Avellaneda. Fue fundado como 'Independiente Foot-ball Club', es decir como club de fútbol, luego se hizo Club Atlético... Primero estuvo en Manuel Ocantos al 600, muy cerca del antiguo curso del arroyo Maciel. Era un espacio abierto con una tribunita y una casilla que era el vestuario. Luego se muda para el otro lado, Av. Mitre al 1800/2000, barrio de Quinta Galli, que entonces era 'Villa Independiente'", agregó en cuanto al arraigo del Rojo en Avellaneda.Y continuó: "La Sede Social era un edificio muy bonito alquilado en la calle Lavalle 75, pero Independiente estaba en avanzada y decide hacer un estadio moderno de hormigón armado, una estructura de mucha avanzada por la Visera autosostenida. Ese estadio pone también a Avellaneda en la avanzada de la construcción de Sudamérica, un lugar de primer orden de nivel internacional. La Doble Visera llegaría en 1960. Lo mismo sucede cuando construye la pileta olímpica, algo que sólo tenía Velez en ese momento".<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGkHyUtDGCgX2Lbl66p015M-yPPt_sUZYM52C5wF5NgEbKChvIHrdCdsif5N7MeRiD3d8fjEpTKj7LHWFYIMAPk49wGroR2kI4eYCiUxmnFBChBY9DZTc3suBTiIeeNgCijtkGP6-dQ-5kB91ad4ldqQJVHRwQZ7aSVNzFpp5DjbyRsHjMqbpEUvFsSVo/s866/Edgardo%20Cascante.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="655" data-original-width="866" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGkHyUtDGCgX2Lbl66p015M-yPPt_sUZYM52C5wF5NgEbKChvIHrdCdsif5N7MeRiD3d8fjEpTKj7LHWFYIMAPk49wGroR2kI4eYCiUxmnFBChBY9DZTc3suBTiIeeNgCijtkGP6-dQ-5kB91ad4ldqQJVHRwQZ7aSVNzFpp5DjbyRsHjMqbpEUvFsSVo/s16000/Edgardo%20Cascante.jpg" /></a></div>Respecto al rival de toda la vida, Cascante comentó que "racing se fundó en lo que era Barracas al Sud en 1903, el municipio cambia su nombre en 1904. El fútbol era un deporte más, británico y bastante elitista. El primer club grande fue el Lomas Athletic, que todavía existe, pero la liga de rugby de entonces prohibió estar asociado al fútbol. Lomas se desafilia de la liga de fútbol y racing de la de rugby. racing era la aristocracia, incluso el intendente de entonces, Barceló, le perdonó impuestos y lo benefició muchísimo". "Independiente tenía un origen proletario y todo le costó, lo hizo con esfuerzo propio. Avanzada la década de 1910, los sectores del conservadorismo estaban muy ligados a racing, por lo que los radicales, yrigoyenistas, socialistas se volcaban a Independiente, que siempre fue un club social, muy popular. Tuvo una biblioteca pública abierta muy utilizada por los chicos de las escuelas, regalaba 2000 becas por año a los chicos proletarios de las para que puedan practicar cualquier deporte en el Club", destacó."Además, Independiente fue el primer Club que tuvo escuela primaria y luego secundaria; fue el primer Club que permitió la asociación de mujeres, un Club de avanzada en lo social", insistió Cascante."Independiente ha dado gente brillante como Osvaldo Codaro, campeón Panamericano de waterpolo, un deporte en el que brilló. También Osvaldo Suárez, ganador de la carrera de San Silvestre y campeón Panamericano de atletismo, que no pudo ir a los Juegos Olímpicos del 56 por haber recibido un regalo de Perón, y se sabía que era el atleta más preparado para ganar la maratón. Esos deportistas deberían tener una estatua en la Plaza Alsina", apuntó el hombre de Avellaneda.Consultado por la importancia de los inmigrantes en la vida del Club, Cascante ejemplificó con algo personal: "En 1911 mi padre, inmigrante español, dijo 'en esta casa somos todos de Independiente', y se le hizo la fama de que era el club de los gallegos, pero ha habido muchos apellidos italianos y a lo largo de la historia ha tenido una gran participación de deportistas paraguayos y uruguayos, y a su vez en algunas provincias en particular tiene muchos hinchas, como en Neuquén, Mendoza, Misiones..."Por último, Cascante acotó: "Quino, el gran autor de Mafalda, era mendocino, y <a href="http://www.lacalderadeldiablo.net/2020/09/adios-quino-hincha-de-independiente.html" target="_blank">desde chiquito era hincha de Independiente</a>".

Edgardo Cascante: "La dimensión de Independiente es nacional, pero con mucho arraigo en Avellaneda"

"Independiente siempre fue un club social, muy popular", dijo el historiador de Avellaneda en el día del 172° aniversario de la ...

Murió Osvaldo Suárez, un grande del atletismo nacional

Brilló por su técnica, su calidad y su coraje, en las décadas del 50 y 60. Identificado con Independiente, tenía 83 años. 
 
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Desde la década del 20 y hasta bien entrados los años 50, el atletismo argentino era una potencia en carreras de largas distancias. Allí, para probarlo, están las victorias de Juan Carlos Zabala (1932) y Delfo Cabrera (1948) en el maratón olímpico, seguidas por el subcampeonato de Reinaldo Gorno en Helsinki (1952). Y junto a ellos, nombres que también hicieron historia comoJosé Ribas, Roger Ceballos, Armando Sensini o Raúl Ibarra, entre otros. 
 
El hombre que heredó esa notable tradición, y se ocupó de mantener un nivel tan alto, aún cuando le quedó alguna cuenta pendiente con los Juegos, fue el del gran Osvaldo Suárez. Un referente de las décadas del 50 y 60, que colocó al atletismo argentino nuevamente al tope en las carreras, inclusive en varias de primera línea internacional. Por ejemplo, su recordado “triplete” en la Travesía de San Silvestre, en San Pablo, la prueba más popular del continente, que en aquella época se extendía sobre 7,4 kilómetros y que él ganó en 1958, 1959 y 1959. 
 
Suárez, nacido el 17 de marzo de 1934, trabajaba desde muy chico como cadete en la lavandería de su padre, en Wilde. Y sus comienzos deportivos se dieron casi por casualidad. “Todos me decían, negrito corré”, recordaba. Alguno le vio condiciones de “rápido” y a los 14 años se anotó en una prueba de 8 kilómetros que organizó el Indio Fútbol Club, justamente en Wilde. Llegó segundo y, a partir de allí, el atletismo lo atrapó. Carlos Boccanegra fue su primer entrenador, en Esperanzas de Sarandí, y de allí pasó a Independiente bajo la conducción de Gumersindo González. 
 
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Ese talento se reveló muy rápido. Con apenas 18 años hizo su debut en el Sudamericano de mayores en Buenos Aires (1952), aunque pagó por su inexperiencia y terminó sexto sobre 1.500 metros. Un año más tarde, ya incursionaba en distancias más largas y su marca de 31m.38s.8 sobre 10 mil metros fue considerado el “récord mundial” de la categoría u20. Poco después, el maestro Alejandro Stirling –el mismo que había llevado a Zabala hasta su título olímpico- lo invitó a sumarse a una gira europea con el consagrado Gorno, y así hicieron base en Austria para sus entrenamientos, sumando triunfos y buenas actuaciones tanto en ese país como en Holanda (primero y segundo en el maratón de Enschede, por ejemplo). 
 
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Osvaldo Suárez y Walter Lemos, protagonizaron un duelo que haría historia: se enfrentaron en los 10 mil metros llanos en la pista de GEBA el 14 de diciembre de 1957. 
 
En los Juegos Panamericanosde 1955, pese a la altitud de la ciudad de México, Suárez sorprendió a sus más experimentados rivales y se llevó la medalla de oro, tanto en los 5.000 como en los 10 mil metros. Con el tiempo, se convertiría en el más exitoso atleta argentino en el historial de estos Juegos, ya que logró cuatro medallas más (oro de 10 mil y plata de 5.000 en Chicago 1959, oro de 5 mil y plata de 10 mil en San Pablo 1963, y aún estuvo en Winnipeg 1967 logrando un quinto puesto). 
 
Y a pesar de ser muy joven para el maratón, su ilusión estaba puesta en esa distancia, tratando de emular a Zabala y Cabrera. Pero a su retorno de aquellos Juegos de México, sufrió un tremenda decepción: las autoridades del Comité Olímpico y de la Confederación Argentina de Deportes, tras la Revolución Libertadora, lo sancionaron por sus presuntas simpatías peronistas, pese a que Suárez nunca tuvo participación política. “El daño que me causaron esos militares fue inmenso, no me permitieron competir en los Juegos Olímpicos de Melbourne. Fue tan doloroso que pensé en dejar el deporte. Y nunca quise volver a hablar de eso”, reveló mucho más adelante. 
 
En cuánto le levantaron esa absurda sanción, Suárez comenzó a batir cuánto récord argentino y sudamericano se propuso: al momento de su retiro (principios de los 70) era innumerable la cantidad de marcas de ese tipo que había batido, y poseía todos los récords nacionales en distancias que iban desde los 3.000 metros llanos en pista hasta el maratón en las calles. También le aportaba a la Argentina sus mencionadas medallas panamericanas. O en los Campeonatos Sudamericanos, donde llegó a acumular once títulos. El último de ellos, ante una multitud que le ovacionaba en la pista del Parque Chacabuco, en 1967. Otras de esas grandes actuaciones se dieron en los primeros Campeonatos Iberoamericanos: llegó a la edición inaugural (Santiago de Chile, octubre de 1960) con sólo un mes de descanso de su participación olímpica en Roma. Y aún así se prodigó para ganar los 5.000 y 10 mil metros en la pista, y luego el maratón que, por un error en la medición , abarcó 44 kilómetros. Dos años más tarde, en el estadio Vallehermoso de Madrid, volvió a ganar los 5.000 y 10 mil del Ibero. 
 
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Osvaldo Suárez y Walter Lemos, protagonizaron un duelo que haría historia: se enfrentaron en los 10 mil metros llanos en la pista de GEBA el 14 de diciembre de 1957. 
 
A esa altura, Suárez era un auténtico ídolo, había protagonizado grandes duelos con uno de sus mejores rivales locales (Walter Lemos), animaba las principales carreras en el país y brillaba en las giras europeas de pista. Allí, por ejemplo, estableció sus dos mejores récords sudamericanos: 14 minutos y 5 segundos en 5.000 metros (San Sebastián 1960) y 29 minutos y 26 segundos en 10 mil metros (Praga 1959). Casi todas sus marcas nacionales recién pudieron batirse dos décadas más tarde. 
 
Pasada aquella frustración olímpica –la ausencia de Melbourne- tuvo su oportunidad con los Juegos de Roma, en 1960. Claro que en la Ciudad Eterna comenzaba a surgir lo que hoy es una costumbre en el atletismo de fondo, el dominio de los africanos. Y fue justamente allí donde apareció el etíope Abebe Bikila, corriendo descalzo, para ganar el maratón con un récord mundial de 2h.15m16s. Suárez hizo una gran carrera hasta que sintió dolores en el kilómetro 25 y tuvo que atenuar su ritmo. No obstante, terminó en el noveno puesto con 2h21m26s, un registro que permaneció también por 19 años como el récord argentino. 
 
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Suárez brilló en las décadas del 50 y 60. 
 
Además de la popularidad que le dio el atletismo, Suárez fue un personaje muy humilde y admirado, de una conducta intachable dentro y fuera de las pistas, siempre dispuesto a ayudar a eventuales rivales, a nuevos valores, a prestar su consejo, a atender cualquier pedido. A su retiro de las competencias trabajó un largo tiempo como entrenador y también se desempeñó en las relaciones públicas de Adidas. Desde allí desplegó un intenso trabajo de promoción del atletismo y entre sus logros se cuenta la visita que realizó el checo Emil Zatopek(“La Locomotora Humana”) a la Argentina, en 1982. Suárez lo conocía desde aquellos tiempos de la San Silvestre. Suárez, j unto a Domingo Amaison fueron los impulsores del surgimiento del Maratón de Buenos Aires en 1984, una prueba que –mucho después y con el boom del running- se transformaría en uno de los fenómenos que hoy conocemos. 
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Ese Osvaldo Suárez convertido en leyenda, nunca abandonó su humildad, los consejos, siempre dispuesto a aportar su experiencia en dónde le requirieran. Fue un auténtico grande, dentro y fuera de las pistas. 
 
Luis Vinker, Clarín