Eliminado de la Copa Sudamericana, el fallo de la Conmebol penó a Independiente y dejó seguir en la Copa a la U de Chile.
El partido jugado en el Libertadores de América Ricardo Enrique Bochini se había detenido al minuto de iniciado el segundo tiempo, cuando ya las agresiones de los hinchas visitantes eran insostenibles. Todo había comenzado alrededor de los horas antes del inicio del match, obligando a que los hinchas Rojos ubicados en la Pavoni baja tengan que refugiarse Bajo los aleros de la tribuna y obligando luego a que se abran los portones hacia las plateas bajas.
Sin intervención de la policía, que tampoco trabajó en la prevención para que los violentos de la U no ingresen cuchillos y pirotecnia, todo se desbordó en el entretiempo con una bomba de estruendo que impactó en una de las gargantas.
Con el partido cancelado, los hinchas visitantes comenzaron a evacuar lentamente la tribuna y cerca de la medianoche un grupo de barras de Independiente irrumpió en la popular y se vieron imágenes de agresión a los pocos que quedaban.
En su descargo, los dirigentes de Independiente manifestaron que todo comenzó con el ataque de los chilenos, y que lo sucedido al final fue tras la cancelación del juego. Para los gerentes de Azul Azul, la responsabilidad era pura del local como organizador del encuentro.
Hay que tener presente que la U de Chile había sido multado y advertido inicialmente el 27 de mayo tras un duelo contra Botafogo de Brasil por la Copa Libertadores. Luego, recibió otra “multa y advertencia” por parte de la Unidad Disciplinaria de Conmebol el 17 de julio a raíz de distintas infracciones en el choque contra Guaraní de Paraguay por la Sudamericana.
Poco importó esto para el fallo que hoy se conoció.

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