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El Rojo, vestido de blanco, cerró el año igualando sin goles ante un Banfield qué le hizo el partido siempre incómodo y expuso las carencias ofensivas del equipo de Tevez.

Cada vez que un equipo viene al Libertadores de América Ricardo Enrique Bochini a raspar, ensuciar el juego y romper la generación de fútbol de Independiente lo complica. Lo hizo Instituto, lo vimos con Arsenal y esta noche fue el Banfield de Falcioni, un viejo conocido, quien mostró todas sus artimañas. 

El Rojo, estrenando camiseta blanca, nunca le encontró la vuelta a la propuesta del Taladro, que más allá de no querer jugar, tuvo las más claras y sacó de Rey las mejores intervenciones del partido. 

Si a eso le sumamos que al equipo de Tevez le cuesta muchísimo convertir y que sus delanteros no reciben ni están finos con la pelota, el resultado fue el que se ajustó a los planes de Banfield y el que pudo sostener Independiente. 

Emiliano Penelas 

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