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En un Libertadores de América Ricardo Enrique Bochini repleto, Independiente nunca supo cómo doblegar a Platense y cayó 2 a 1. Cauteruccio, de penal, el gol Rojo.


En una tarde llena de ilusión y con localidades agotadas, a Independiente le faltó fútbol, le faltó garra y sobre todo le sigue faltando gol y generar peligro en el arco rival. 

Tras un arranque tibio, Platense encontró el gol con un gran pase de Taborda en profundidad, Elizalde se duerme y pierde la marca, y entra solo Castro para rematar arriba sin darle chances a Rey.

Sobre el final de la primera etapa empezó a crecer Independiente y se acercó al área rival gracias a las subidas por los laterales de Márquez, Costa y en menor medida Báez. La más clara vino de un tiro libre esquinado de Juanito Cazares que pegó en el palo, dio en la nuca del arquero y la carambola terminó en corner. Kevin López, lo más rescatable de la tarde, manejaba la pelota y trataba de habilitar a sus compañeros. 

El visitante, pragmático, llegaba jugando simple y con pelotazos complicaba a un Rojo que necesitaba demasiados rodeos para generar peligro. Lo vimos en todo el verano: el equipo no tiene gol y por momentos peca de "fulbito", jugando sin arcos. El Calamar era simple, y aumentó la cuenta de taco, con Servetto ganándole a Barreto. 

Todo el Estadio enmudeció hasta que llegando a los 28 minutos Matías Giménez inventó un penal de delantero y Cauteruccio, recién ingresado, marcó el descuento. Lo que siguió fue un equipo que intentó defenderse con mucha gente y el Rojo que trataba de llegar tirando pelotazos y apostando a la avidez en ataque de Vallejo y el empuje de los ingresados. No alcanzó el amor propio, y el Rojo cayó en su casa.  

Emiliano Penelas 

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