Independiente tuvo una media hora muy buena en el primer tiempo y cuando merecía el segundo Belgrano se encontró con el empate. Ya nada fue igual, y el Pirata lo dio vuelta en el segundo para provocar la silbatina general.
Gran marco de público en el Libertadores de América para ver lo que todos pensábamos sería la primera victoria del Rojo en el campeonato jugando como local. La ilusión tuvo sostén durante los primeros 30 minutos en los que Independiente jugó y tocó como nos gusta a todos. Un golazo de Mancuello coronaba la gran actuación del equipo.
Pero una jugada complicada, atravesada por la confusión que aportó Ceballos, desequilibró todo. Un golpe al Ruso, desatenciones y un gol llegado desde un lateral. Ahí se acabó el juego. No remontó Independiente y el Pirata casi aumenta antes del descanso.
En la segunda parte el visitante hizo su negocio cuidando el empate y el Rojo no supo como destrabarlo. Mancuello y Pisano, los dos conductores, no repitieron lo del primer tiempo, y Albertengo nunca entró en sintonia.
Tampoco Aguilera estaba en su noche, y faltando poco para el final cometió el penal que derivó en el segundo de Belgrano. Baldazo de agua fría, silencio y abucheos al final para un estadio colmado que quería irse festejando.
Emiliano Penelas
Gran marco de público en el Libertadores de América para ver lo que todos pensábamos sería la primera victoria del Rojo en el campeonato jugando como local. La ilusión tuvo sostén durante los primeros 30 minutos en los que Independiente jugó y tocó como nos gusta a todos. Un golazo de Mancuello coronaba la gran actuación del equipo.
Pero una jugada complicada, atravesada por la confusión que aportó Ceballos, desequilibró todo. Un golpe al Ruso, desatenciones y un gol llegado desde un lateral. Ahí se acabó el juego. No remontó Independiente y el Pirata casi aumenta antes del descanso.
En la segunda parte el visitante hizo su negocio cuidando el empate y el Rojo no supo como destrabarlo. Mancuello y Pisano, los dos conductores, no repitieron lo del primer tiempo, y Albertengo nunca entró en sintonia.
Tampoco Aguilera estaba en su noche, y faltando poco para el final cometió el penal que derivó en el segundo de Belgrano. Baldazo de agua fría, silencio y abucheos al final para un estadio colmado que quería irse festejando.
Emiliano Penelas
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Amanda dice:
Dar vuelta un resultado es darlo vuelta jugando. Un penal es contingente, sujeto a la arbitrariedades del árbitro, como por ejemplo, no echar a ninguno de los guarangos de Belgrano que, como siempre, acusan, amenazan y golpean. Nada que decir de las dos faltas fuertes recién al primer minuto de juego?
¿Qué pasó con el golpe a Diego Rodriguez? No se olviden, se están repitiendo situaciones muy similares al año del descenso.
Observen las tarjetas. Las de Independiente fueron faltas comunes, las de Belgrano fueron agresiones, y faltó aplicar varias más.
Y no es consuelo, estos violentos volverán a su lugar de origen naturalmente, donde son sinónimo de sin copas y así los nombran.
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