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Olé te presenta al equipo de trabajo de Jorge Almirón. “Somos como una familia”, coinciden los que se encargan de hacer el laburo que las cámaras no ven.

"Cómo les gustan las fotos a ustedes, eh! Ven una cámara y se ponen adelante. Se nota que quieren figurar...”. Jorge Almirón tira el cigarrillo al piso y se viste con su mejor sonrisa irónica antes de dispararles la chicana a los integrantes de su cuerpo técnico. Las carcajadas retumban en la entrada con estilo colonial del Club Hípico y de Pato Barracas al Sud, punto de referencia de la clase acomodada de Avellaneda. Allí, en el enorme predio situado enfrente del estadio del Rojo, el plantel suele reunirse para cumplir con un rito inquebrantable: el asado semanal. Sólo en la intimidad, el Negro, como lo apodan a Almirón aquéllos que tienen una relación más cercana, muestra su verdadera cara. La que la gente no ve. La que él evita mostrar recluyéndose en su seriedad perpetua. La de un tipo moldeado a imagen y semejanza de los arrabales de San Miguel, afable, partidario de las bromas y la risa que brota fácil.

Los bocinazos de los autos que transitan la calle Alsina y los gritos de aprobación de los curiosos que desfilan con camisetas rojas por la vereda, convocan a una certeza que en la cancha no se percibe. Son varios los hinchas que apoyan al técnico aún después de las turbulencias que sacudieron al plantel en el arranque de la pretemporada. A su derecha y a su izquierda, Almirón está escoltado por aquéllos que realizan el trabajo invisible en la construcción cotidiana del equipo. “Somos como una familia, pasamos más tiempo juntos que en casa”, coinciden.

Horacio Monti es quien hoy hace revolcar a Diego Rodríguez, Germán Montoya y Facundo Daffonchio. Se trata de un ex arquero oriundo de Cruz Alta y surgido de Renato Cesarini, que tuvo fugaces pasos por Belgrano y Central, donde forjó una amistad con el Pato Abbondanzieri. Conoció a Almirón durante su extenso paso por el fútbol de México y allí se hicieron inseparables. Sus ayudantes, Pablo Manusovich y Adrián Romero también integran el grupo de trabajo que comenzó a armarse en el país azteca. Ambos lo acompañaron en Defensa y Godoy Cruz. El entrenador les tiene una confianza total a todos sus compañeros de ruta. Ninguno titubea a la hora de despachar a los periodistas ávidos de información después de las prácticas a puertas cerradas. Pero quien hoy genera más encono es Facundo Peralta, el preparador físico que se encarga de hacer bailar a la tropa en las extenuantes jornadas de triple turno.

Cuerpo a tierra.

Favio Verona y Fabián Rodríguez
Diario Olé, lunes 19 de enero de 2015

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rojoREN dijo... 19 de enero de 2015, 3:19 p.m.

por el excesivo diconformismo de la gente roja (que se palpa en los foros) me hace acordar a la época de el "zurdo" Lopez. Casi nadie lo quería, pero mas allá de eso el tipo dio la vuelta en el maracana, espero que Almiron modifique la opinión de la gente y tenga un final parecido a aquel. No recuerdo un DT de Independiente tan "bastardeado" como este, salvo aquel "zurdo" Lopez

La Caldera del Diablo dijo... 20 de enero de 2015, 1:05 a.m.

Ojalá, tiempo al tiempo.
Todos queremos que le vaya bien.

Anónimo dijo... 20 de enero de 2015, 1:21 a.m.

Amanda dice:
Buena noche, rojoREN, ojalá sea así; si analizás un poco no es malo ser bastardeado, es malo comportarse como bastardo. El problema que produce nuestro DT es puramente comunicacional: limitadísimo en su vocabulario, siempre queda corto, no concluye las ideas; y como no las termina, convence que no las tiene, o que son tan débiles que se le esfuman cuando las quiere hacer realidad, es decir, palabra, porque muchísimas cosas, por no decir casi todas, se hacen con palabras. Habla cuando debe callarse y se silencia cuando se le pide que hable. Inexpresivo, nunca despertará las pasiones de un Riquelme que se construye precisamente por insulso. No hay guiño con miles y miles de hinchas que esperan algo. Aunque sea algo que se le caiga y no quiera dárselo a los Rojos, por ejemplo, un pulgar en alto a un jugador, una sonrisa por un gol, una palmada en la espalda o porqué no, en el culo a algún jugador que se cambie después de buenas jugadas. Por qué no hace uso de los gestos geniales inventados por los de Independiente, como aplaudir al público con los brazos en alto? De paso te aclaro que puede considerarse un gesto universalizado, pero me molesta ver a equipos mediocres hacerlo como si fueran del equipo latinoamericano que más copas y triunfos llevó por más de medio siglo, sólo emulado por el Milan del calcio. Nunca mira a los ojos cuando habla con los periodistas, como el caballero Brindisi; nunca habla con los suplentes; nunca se le nota el orgullo de ser Rojo por más que diga que lo es; y encima tiene la suerte de tener un buen equipo y no me refiero al juego sino al grupo, porque funcionan como tal. Y encima tiene la suerte de tener una buena hinchada, es decir esa que llena la cancha, que sufre y que es feliz con y por Independiente; otro ejemplo, observá la cara de Pizzini cuando hacen buenas jugadas, la de Rodriguez festejando goles, las de Velázquez y Benitez, hasta Tula, sumamente parco, tiene la gestualidad de chico con zapatos nuevos, menos el DT. Lamentablemente es muy difícil encariñarse con alguien que se comporta como una babosa que las más de las veces parece que está en coma. De todas maneras, a lo contrario de lo que pienso del cine, que la película la hace el director, no los actores, creo que en la cancha, son los jugadores los que hacen el partido, se comunican con gestos, se reparten el protagónico aunque los créditos y las ganancias se las lleve el DT. Si este DT consigue el campeonato, la Argentina, otra Sudamericana, la octava Libertadores y el Mundial de clubes, estaré feliz y orgullosa, pero no por todo eso lo voy a querer más. Sólo habrá conseguido que quiera más a Independiente.

rojoREN dijo... 20 de enero de 2015, 11:05 a.m.

Que tal Amanda. Si el problema de Almiron tal como vos lo analizas es la actitud dentro y fuera de la cancha, sumado a la verba o la falta de ella frente a los micrófonos (la cual no modificara), el tipo esta condenado. Por citar un ejemplo, R. Diaz en este caso seria la contracarta del actual DT y me refiero solo a este aspecto (en otras palabras, carisma), que mucho no pudo hacer al inicio de un torneo después de perder 5 partidos al hilo, tanto así que inevitablemente renuncio al cargo. Es decir, mas allá de los modos de interactuar y formas de expresarse sera materia pendiente, pero es como vos decís, si los resultodos son excelentes, pues lo demás no se tiene en cuenta, solo importa INDEPENDIENTE. Un técnico carismático, o no, no garantiza resultados. Caldera vos lo dijiste, solo el tiempo lo dirá.

Anónimo dijo... 20 de enero de 2015, 2:45 p.m.

Amanda dice:
Hola rojoREN y Caldera. De acuerdo, lo importante Independiente, hasta la victoria siempre.

fisu dijo... 20 de enero de 2015, 2:58 p.m.

el problema de Almiron es que no demostro nunca resultados, hubo partidos que el equipo jugo muy bien y al siguiente nos comiamos 4.
Con los juveniles del club se porto como el culo, Vidal, Monserrat, Miranda, Ojeda, etc no tuvieron una minima chance, y tuvieron que hacer lugar a los jugadores de Bragarnik.
y duro lo que duro porque tuvo suerte, se ganaron y empataron partidos en los ultimos minutos y eso genero una cosecha de puntos que no se condice con el rendimiento del equipo.
como frutilla del postre, desperdicio un campeonato por salir a empatarle a Arsenal y a Gimnasia, y encima se lo llevaron los mufas.
ojsla me equivoque ...

rojoREN dijo... 21 de enero de 2015, 9:55 a.m.

Sin dudas su comportamiento con los juveniles no es de lo mejor, y los sumo a el rolfi e Insua (que antes del problema de los cheques ya era resistido por Almiron), pero no nos olvidemos de los dirigentes, que gran parte de las decisiones son por su consentimiento, ya se trate de limpiar jugadores como para traer "negociados", ambos hechos van de la mano. Es decir no toda la culpa es EL CHANCHO SI NO TAMBIEN...

La Caldera del Diablo dijo... 22 de enero de 2015, 5:38 p.m.

Buena conversación se armó acá, nos gusta