Independiente dejó pasar otra chance de pelear arriba al empatar 1 a 1 con Arsenal. El Rojo jugó un muy mal primer tiempo, y no tuvo temple para darlo vuelta en el segundo, pese al empate de Penco. Mancuello sufrió un fuerte golpe que lo sacó de la cancha en ambulancia.
No hay caso, en una semana Independiente dejó pasar dos chances claras que partían el meridiano de un equipo que puede aspirar al título del que se queda a las puertas de hacerlo. Esta segunda fue la realidad para el Rojo y tras perder como local ante Gimnasia y ahora empatar esta noche frente a Arsenal limitó sus chances a un milagro.
Un muy mal primer tiempo, pésimamente planteado y sin los actores necesarios marcaron que la jornada iba a ser dura para los de Almirón, que encima sufrieron la salida de Mancuello tras un feo golpe en la cabeza que lo dejó tumbado y terminó saliendo, casi inconsciente, rumbo al vestuario y de allí directo al hospital.
Para peor, el técnico, pese a contar con seis defensores en cancha, metió a Bellocq para protegerse aún más.La cautela se paga y fue el uruguayo Brahian Alemán quien entrando por el medio gambeteando gente puso el 1-0 para los locales. Nada del Rojo y mucha preocupación.
En la segunda parte ingresó el hombre de los milagros, Sebastián Penco, y en poco tiempo ya había marcado diferencias. Con el juego de Daniel Montenegro, el equipo creció algo más y consiguió, a 17 minutos del final, empatar el marcador. El envión no alcanzó, y quedó en el aire la sensación de que el último tren pasó por Sarandí y el Rojo no se subió.
Emiliano Penelas
No hay caso, en una semana Independiente dejó pasar dos chances claras que partían el meridiano de un equipo que puede aspirar al título del que se queda a las puertas de hacerlo. Esta segunda fue la realidad para el Rojo y tras perder como local ante Gimnasia y ahora empatar esta noche frente a Arsenal limitó sus chances a un milagro.
Un muy mal primer tiempo, pésimamente planteado y sin los actores necesarios marcaron que la jornada iba a ser dura para los de Almirón, que encima sufrieron la salida de Mancuello tras un feo golpe en la cabeza que lo dejó tumbado y terminó saliendo, casi inconsciente, rumbo al vestuario y de allí directo al hospital.
Para peor, el técnico, pese a contar con seis defensores en cancha, metió a Bellocq para protegerse aún más.La cautela se paga y fue el uruguayo Brahian Alemán quien entrando por el medio gambeteando gente puso el 1-0 para los locales. Nada del Rojo y mucha preocupación.
En la segunda parte ingresó el hombre de los milagros, Sebastián Penco, y en poco tiempo ya había marcado diferencias. Con el juego de Daniel Montenegro, el equipo creció algo más y consiguió, a 17 minutos del final, empatar el marcador. El envión no alcanzó, y quedó en el aire la sensación de que el último tren pasó por Sarandí y el Rojo no se subió.
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