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Independiente volvió a mostrar una imagen pobrísima y empató con Almirante Brown en un partido que estuvo al borde de no jugarse y recién se confirmó tres horas antes.

Todo es caótico en Independiente, dentro y fuera de la cancha. Faltando apenas tres horas para el comienzo del partido recién llegaba la noticia de que se jugaría el partido. Hasta ese momento, el conflicto con los empleados de club hacía que el encuentro estuviera en dudas. Con el césped sin cortar, en un pésimo estado del campo de juego, el plantel llegaba al Estadio y la gente se decidía a salir de su casa para ver otra pálida imagen del Rojo.

Es que el equipo de De Felippe sigue sin mostrar un orden de juego, y refleja dentro de la línea de cal (pintadas sobre la hora) el desconcierto que se vive a nivel dirigencial, como si todo fuera uno. A este equipo, que le bastaba con ganarle a la Fragata (hundido en los puestos del descenso) para volver a ilusionarse con un ascenso, no supo definirlo de local aún teniendo un hombre más que los de Casanova en los últimos minutos, cuando todo era nerviosismo y silbidos.

El desconcierto de la cancha, de adentro, de afuera, estaba en las tribunas. ¿Qué hacer? ¿Insultar, seguir teniendo paciencia, llorar por el pésimo momento? Un poco de todo se vio esta noche en el Libertadores de América, y poca luz para ver algo más allá.

Emiliano Penelas

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