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En el peor partido de la era De Felippe, Independiente perdio 3 a 1 ante Atlético Tucumán en Avellaneda. Penco marco el descuento de un Rojo nervioso e impreciso, siempre en desventaja en el marcador.

Al finalizar la primera rueda Omar De Felippe señalaba que en la segunda todo seria distinto porque la experiencia le indicaba que muchos equipos se caían, mostraban el desgaste físico y empezaba a jugarse otro torneo. Lo que probablemente no tuvo en cuenta el entrenador Rojo era que su equipo seria fiel reflejo de sus premoniciones.

Es que Independiente, que esta noche mostró su peor versión, parece desbarrancarse y haber perdido ese mínimo patrón de juego que se le vio sobre el final de 2013 y que lo puso en puestos de ascenso. Salvo el primer tiempo ante Brown, nada de lo que vino despues puede destacarse. Y frente a Atletico Tucuman fue puro nervio, imprecision, desorden. Los errores en todas las líneas y la falta de cohesión del equipo se evidenció como nunca.

Y si el 0-1 al término de la primera parte parecía remontable con un cambio de actitud transmitido en el vestuario, arrancar el segundo tiempo con un golazo de media cancha antes del minuto de juego fue un baldazo helado. Aun el impulso que transmitio el gol de Penco fue poco porque la visita supo manejar los contragolpes y llegar a liquidar casi sin esfuerzo.

Mucho por trabajar, en lo anímico y también en lo futbolístico, para dar un golpe de timón ahora, cuando el barco tambalea pero aun puede enderezarse.

Emiliano Penelas

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