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Con momentos de buen fútbol, Independiente le ganó 2 a 0 a Instituto con goles de Zapata y Parra. Montenegro fue la figura del Rojo, que sueña con terminar el año en zona de ascenso. Está a un punto. 

Era el infierno mismo. Con temperaturas elevadísimas, la tarde en Avellaneda empezaba a nublarse y la lluvia, que parecía huracán, trajo finalmente el arco iris y con él los goles de un Independiente que juega mejor colectivamente, que volvió a mantener su arco en cero y que se ilusiona con alcanzar la zona de ascenso, esperando que los de arriba se caigan. 

Luego de un primer tiempo en el que Independiente fue más que Instituto, pero no logró plasmarlo en la red, llegaron los goles en el complemento. A los 6 minutos fue Martín Zapata, de contragolpe y entrando con total libertad entre los centrales rivales, abrió la cuenta para el Rojo. 

Montenegro manejaba los hilos del equipo y un gran pase de Mancuello lo dejó en una buena posición al capitán para habilitar a Parra, solo, que definió como goleador. Iban 21' y pocos minutos después casi se produce otro encuentro entre el 10 y el 9, que a poco estuvo de marcar de taco tras un centro certero del Rolfi. 

Instituto había complicado precisamente en el momento de la tormenta, pero el temporal pasó rápido para el Rojo porque si algo le encontró De Felippe a este equipo es la solidez, y no desesperarse. Ahora, a paso firme, debe esperar que también caigan los de arriba.

Emiliano Penelas

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