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El presidente de Independiente cree en los refuerzos, el DT y el trabajo para salir del fondo.


Javier Cantero se vuelve estudioso, analítico, pasional, quirúrgico, algo más vago y hasta elusivo según la hilación de sus respuestas. Las palabras encajan como notas musicales y cuesta encontrar alguna fuera de sintonía. Punto por punto, nunca cambia el eje: Independiente. Es lo único que le importa. Se hable del Gobierno nacional, la economía, el fútbol y las generalidades. Asume como con naturalidad el reciente pedido de quiebra -otro más- y rápidamente quiere darle un hachazo al ancla que podría llevar a los Rojos a la B Nacional. Siempre hay un tema que introduce a la charla. Y en este caso son sus tiempos de militancia.

"Soy peronista. Por ahí hay distintas vertientes, pero el peronismo es como el tango: tiene un referente tan grande que los demás quedan alejados. La vara está demasiado alta, aunque las épocas cambian".

- ¿Qué diferencia hay entre el peronismo y el kirchnerismo?
- El peronismo es más abarcativo. Tienen principios similares, pero no estoy de acuerdo con eso de que si creó el movimiento en 1900 haya que mantenerlo igual en 2012. La gente cambió. Perón fue un adelantado. Él, por ejemplo, habló del medio ambiente en el 50, cuando nadie lo hacía. La primera elección la ganó con los trabajadores. La segunda, con el voto de la mujer. Y la tercera, con la juventud. Después hubo distintas visiones del peronismo. Está lo que ustedes, los periodistas, llaman el kirchnerismo, porque nunca escuché a un kirchnerista hablar en ese término. Tal vez haya sido desde la exaltación de la figura de Néstor. Pero, al final de cuentas, los grandes movimientos los manejan los hombres.

- ¿Salteó por algo el menemismo?
- No, no. El peronismo tiene algo muy característico: disfruta el poder. El radicalismo parece que lo sufre, le cuesta ejercerlo. Bueno, los propios radicales dicen que gobernar es un período incómodo entre dos internas.

- Juan Carlos Crespi, vice de Boca, también es peronista.
- Sí, el compañero Crespi, je. Tengo una buena relación con él. No con Angelici. Tengo diferencias con él, pero respeto mucho a Boca. Crespi fue uno de los primeros que me encararon y con el que tuve problemas, pero me gusta esa gente. Yo también le dije cosas y quedó ahí.

- ¿Y por qué no se arregló con Angelici?
- Porque me ofendió de manera personal y al club. No voy a decirlo. Queda entre él y yo.

- ¿No lo arregla con un café?
- No.

- ¿Influye la política nacional en el club?
- No. Tratan de desprestigiarme por ese lado. Me hablan del kirchnerismo, pero acá vinieron Gabriela Michetti, Federico Pinedo, Patricia Bullrich, Victoria Donda, Ricardo Alfonsín, Javier González Fraga. Independiente no es un partido político. Tiene gente de muchas ideologías. Son injustos cuando me asocian sólo con. lo que pasa es que cuando me preguntan quiénes me apoyan menciono a Juan Manuel Abal Medina, Florencio Randazzo, que son los que manejan la policía y ese tipo de cosas. ¿Quién va a apoyarme? ¿Un diputado? Ése es un apoyo concreto.

- ¿Le ofrecieron cargos?
- Me hicieron insinuaciones, pero no del Gobierno sino de otros sectores. Las agradecí, pero no me interesan. Me estoy jugando la vida en Independiente, estoy dejando de ganar dinero por esto. Mi familia me ve poco, los nervios...

- ¿Puso dinero de su bolsillo?
- No, pero al no ganarlo en mi ocupación, es como ponerlo. Puse, pero migajas: no soy millonario.

- ¿Y el Gobierno puso plata?
- No, pero ojalá. El club es una entidad sin fines de lucro y si tenemos problemas en la pensión, con chicos humildes, que, por ejemplo, no tienen calefacción, o con la comida o lo que fuera, y pudiéramos recibir algo con algún programa gubernamental, bienvenido.

- ¿Va a alcanzarle un mandato?
- Sí. En pocos meses puede cambiarse una tendencia. Nos falta mucho, pero hoy el club es otro. Tiene otra imagen. Todos lo reconocen.

- ¿Cómo imagina ese final?
- En 2014, con una economía ordenada y previsible, con un Independiente más protagonista, con un colegio que tenga una fundación, con mayor cantidad de socios: tenemos casi 20.000 más y eso que en el fútbol fuimos un desastre. Fue una explosión. Hay clubes que no llegan a los 20.000 socios y nosotros los hicimos en siete meses.

- Si le va bien, ¿no quisiera ser reelecto?
- No me gusta la continuidad permanente. Voy a cambiar el estatuto para que no se pueda estar más de dos mandatos.

- ¿Contempla la posibilidad de irse a la B?
- No. Evalúo la cantidad de puntos que tenemos que hacer, el plantel que tenemos, las incorporaciones de diciembre, el cuerpo técnico, nuestro trabajo. En esa mezcla no veo ninguna posibilidad de descenso. Se lo dije [al plantel] después de la derrota con Boca. Me di cuenta de que no sólo nos va a alcanzar: nos va a sobrar. Estamos en un momento muy difícil y tenemos que estar juntos. Si me va mal, no es que me va mal a mí, le irá mal a Independiente.

- ¿Piensa en un segundo concurso de acreedores?
- Antes hay que pagar el primero. Si lo pagamos, vamos a aumentar más la credibilidad y vamos a renegociar mejor las deudas.

- ¿Y cuándo va a pagarlo?
- Quisiera hacerlo antes de fin de año. Que lo diga ahora no está bien porque van a acusarme si no se da. Después habría que renegociar las deudas postconcursales. Además, para que haya otro concurso tiene que pasar un año.

- ¿Lo sorprendió el pedido de quiebra de anteayer?
- No, lo esperaba. Hay varios temas. La empresa [Unión] estaba relacionada con gente de la política anterior. El abogado fue recomendado por Cacho Álvarez [candidato por el oficialismo en las elecciones que ganó Cantero y ex intendente de Avellaneda] y es esposo de la que fue su secretaria de gobierno. Los pagarés se firmaron poco antes de las elecciones. Dudamos de la veracidad de las firmas. Me hago cargo de lo que digo.

- ¿Y cómo sigue?
- La Justicia mandó oficios a varios lados y vamos a defendernos como corresponde. Nada impide el normal desenvolvimiento de Independiente. Les pido tranquilidad a los socios. Cualquier política tiene varias cuestiones, pero hay dos fundamentales: la caja y la seguridad. Y esas dos son muy fuertes en nuestra gestión.

- ¿Equipara con eso el flojo momento deportivo?
- No, por supuesto. Hoy el principal problema es deportivo. Soy el máximo responsable. A Ramón Díaz no lo elegí yo. A Cristian Díaz, sí. Al Tolo, por suerte, también. Y se nota que hay una levantada importante. Ganamos dos partidos y uno muy importante por el promedio. Los refuerzos, si le preguntan a cualquier hincha, los mencionan como importantes. Si jugábamos con pibes de 20 años, como querían muchos, el partido contra Unión no lo ganábamos.

- ¿En qué quedó eso de que Gallego lo había defraudado como persona?
- Lo había dicho cuando él presentó unos cheques para cobrar y no teníamos fondos, pero fue una desinteligencia entre los contadores y representantes. De acá lo llamaron para que no lo hiciera, pero pasó igual. Y, de muy mal humor, dije eso. Después lo hablamos y quedó todo bien. Somos muy frontales y lo aclaramos. Tal vez la primera vez no quiso venir por eso. No lo sé.

- ¿El Tolo ya le pidió a Montenegro e Insúa?
- No, todavía no pidió a nadie. Hay que hacer un diagnóstico, pero son dos grandes jugadores. Al Rolfi lo conozco menos. Y cuando vino el Pocho con Vélez me dejó una muy buena impresión. Se dijo que la gente no lo quería por su ida a Boca, pero muchos lo aplaudieron.

- El préstamo del Tecla Farías vencerá en diciembre. ¿Puede quedarse?
- Es lo que queremos y ya se lo dijimos. Tenemos que ver si estamos a la altura de sus pretensiones. Me gustaría que siguiera hasta el final de mi mandato. Es súper profesional, llega antes, se va último, es un ejemplo para todos. Es uno de los referentes. Me gustaría que fuera una bandera de Independiente. Si tengo que arriesgar hoy, a principios de octubre, creo que se va a quedar, pero después no se da y quedo como un mentiroso.

Una bandera: la lucha contra las barras bravas
De aquellos dichos de la Presidenta a la contratación de una jefa de seguridad

Javier Cantero, casi sin darse cuenta, se encontró con un tema insignia ni bien asumió la presidencia de Independiente, a principios de 2012: la lucha contra la barra brava. A partir de ella construyó una imagen que rompió con varios modelos dirigenciales y que también le trajo algunos inconvenientes. "No fue buscado, pero es cierto que me sirvió, que me reposicionó. Siempre dije, en broma, claro, que mi jefe de campaña fue Bebote (Pablo Álvarez, ex líder del grupo más violento). Él me expuso y salí beneficiado. Después vino por más, con la cara tapada, y a la gente eso no le gustó ni le gusta. Yo no lo busqué. Hice lo que hice porque la comisión directiva estaba en la misma posición y porque los socios lo pedían".

- ¿Qué sintió cuando la Presidenta ponderó a los muchachos del paravalancha?
- Dijo que había que tener una pasión por la cual vivir y esos que alientan y no ven el partido. los alabó, pero no estoy de acuerdo. Una persona que va a la cancha y no ve el partido, no es hincha. Va por otra razón. Lo entendí porque ella no es futbolera. Pero también dijo que estaba en contra de la violencia. Las barras no tienen ideología política. Todos hablan de la agrupación Hinchadas Unidas Argentinas (un proyecto kirchnerista), pero de De Narváez, que puso una bandera en el partido de la selección, no se dice nada. Ella también afirmó, y yo lo dije antes, que los plateístas son violentos. El que le tiró el cartel a Cristian Díaz en la cancha de Boca iba a la Universidad Austral. Acá, desde la platea Erico, también le tiraron una botella a Coco Basile con racing y me dio vergüenza.

- En Facebook, ¿vio la foto de Bebote con el hijo de Kun Agüero y otra persona en un partido de Manchester City?
- No, pero no tengo nada que decir. Si el Kun lo conocía. A Agüero lo respeto mucho. Vino a la pensión, estuvo con los chicos, contó sus experiencias. No quiero la violencia en el club y voy a tratar de que no entren. Lo que hagan afuera. Cuando balearon a uno de ellos -por el barrabrava César "Loquillo" Rodríguez- dije que ojalá se mejorara, pero que en el club no entraba más. Y en otro medio pusieron: "El presidente de Independiente vela por la salud de los barras". ¿Qué querían que dijera? ¿Qué esperaba que se muriera?

- ¿Por qué contrató una jefa de seguridad?
- Porque Florencia Arietto es una abogada penalista, especialista en delincuencia juvenil, tiene calle y puede hacer una buena planificación. ¿Por qué no? Rompimos los esquemas porque es joven y mujer. Es brava, pero no es fácil mediar entre la policía y la gente.

Francisco Schiavo
Diario La Nación, jueves 4 de octubre de 2012

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