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Como en el inicio de cada ciclo, el hincha se ilusiona y pone de nuevo en cero todas las ilusiones de cara a un nuevo año.

El hincha de fútbol vive de las ilusiones. Cree, aunque su equipo no lo demuestre en la cancha, que puede ganar todos los partidos, que su equipo merece ser campeón, que el línea le cobró mal todos los off sides y que si no hubiera sido por el palo aquel... En fin, si todos nos hacemos un poco a la idea de que el cambio de calendario nos deparará un mundo de cosas nuevas, entonces por qué no creerlo también en eso que tanto amamos, como es nuestro querido Independiente.

Muchas cosas han cambiado desde el final del Apertura a esta parte, aunque pareciera que no sean tantas en materia futbolística. Hay una dirigencia nueva, y eso es alentador. El comienzo de la era Cantero (o quizás, hasta ahora, el fin de la era Comparada) trae nuevas brisas y se respira otro aire. Es lógico que aún no se puede evaluar nada de la gestión, pero la transparencia y honestidad parecen ser los pilares de este ciclo.

Dentro del campo de juego, habrá que recordar que si bien no se logró la quimera de ingresar a la Libertadores, los últimos encuentros del Apertura mostraron algo distinto en Independiente. La aparición de una promesa como Martín Benítez, la posibilidad de recuperar físicamente a Patricio Rodríguez y de retener a juveniles como Julián Velázquez o promover a otros que vienen de abajo es otra cara de la moneda.

Será además la primera pretemporada de Ramón Díaz, en un trabajo largo y a conciencia para pulir el plantel que quiere. Reducido en número de jugadores, más la venta de algún arquero o jugador de campo que permita la llegada del esperado delantero, la tarea del Pelado es ahora mostrar su mano de mando.

Mientras tanto, habrá fútbol de verano, habrá tres de esos partidos que a nadie parecen importarle pero que todos miran de reojo, y tendremos todavía un mes para ir viendo si esa ilusión podrá ponerse entera dentro de la cancha o habrá que seguir pensando todo el tiempo en que es necesaria una reconstrucción integral de los cimientos institucionales, y resignarse de la línea de cal para adentro.

Emiliano Penelas

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