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Con dos goles del Picante Pereyra, al final de la primera etapa y al comienzo de la segunda, Belgrano le ganó a Independiente 2 a 0. El Pirata pudo haber goleado a un Rojo sin ideas que deambuló por el Mario A. Kempes.

A pesar de un comienzo prometedor, en el que Independiente se posicionaba mejor que Belgrano y parecía que podía mostrar otra imagen, de a poco el espejismo se fue apagando y comenzamos a ver la realidad de un equipo que no levanta cabeza, no encuentra el rumbo dentro de la cancha ni muestra siquiera un espíritu de amor propio, y terminó siendo ampliamente superado por el rival.

Mansanelli, pero especialmente Franco Vázquez, movían los hilos de Belgrano, que complicaba a la defensa con una dupla delantera compuesta por ex Rojos: el Cuqui Silvera y César Pereyra. Sobre el final del primer tiempo el Mudo Vázquez hilvanó una exquisita pared con Quiroga, que remató cruzado y su tiro, que se iba ancho, encontró al Picante para empujarla al arco vacío.

Si la esperanza estaba puesta en que la segunda mitad podría verse otro equipo, poco duró esa sensación porque antes de cumplirse el minuto de juego el Pirata ya estaba festejando otro gol. Olave tiró un pelotazo desde su área, Milito perdió en el anticipo y la pelota le quedó entre los centrales a Pereyra, quien definió con pifia sobre la salida de Assmann.

El Rojo avanzó unos metros en el terreno de juego, pero la impericia de Marco Pérez le impidió descontar. El Picante, mientras, tuvo el tercero, bien cubierto en el mano a mano con Assmann. Lo único positivo del partido fue el debut del juvenil Pizzini, quien se animó y entusiasmó un aire fresco por la banda izquierda.

Muy poco para Independiente, que se vio apurado en todos los sectores de la cancha, mostró mucho nerviosismo, y sólo insunuó algunos arrestos individuales como los de Tuzzio, Pellerano o Parra para romper algo la monotonía de un equipo que en la cuenta final pudo haber sido goleado.

Emiliano Penelas

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