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¡Madre de Dios! Qué dirigencia que tenemos. Mientras un grupo fue a hablar con Martino a Rosario, el presidente se reunía con el exitoso (hasta 2007) riojano, quien se autopostuló y le dio sus réditos. No pongo en tela de juicio los pergaminos del riverplatense, lo que sí es horrible son las formas de la contratación (también hubo charlas con Cagna). Porque como el año anterior, cuando se fue Garnero y aparecieron Pavoni-Sá, la llegada de Mohamed se produjo luego de caer 1-4 en Mendoza y ahora pasa lo mismo pero en otra provincia, Córdoba. Está claro que si ayer el equipo de Cristian ganaba, por lo menos iba a seguir una semana más y el proyecto Ramón se postergaba. Así hace las cosas y así estamos. Con un club hundido en todos los órdenes de una gestión de siete años en las que las buenas se pueden contar con el dedo de una mano. De este manotazo de ahogado del presidente, como tuvo que hacer con Gallego en el 2009, dependerá el futuro futbolístico de Independiente. El nuevo DT se encontrará con un plantel de poca jerarquía, que sólo juega a algo 15 minutos. Si hace un gol en ese lapso (ayer tuvo dos claras con Cabrera y Marco Pérez) podemos aspirar a ganar o empatar el partido. Pero si eso no ocurre y nos embocan, la derrota es inevitable y la figura del Rojo será el arquero. Como pasó con Belgrano, que tiene tres jugadores que te pueden dar vuelta una historia: Vázquez, Pereyra y Silvera. Y con pena debo decir que, sin Pato Rodríguez, la cosa pinta mal. Espero equivocarme...

Beto Tisinovich
Diario Olé

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